Mensajes para creyentes nuevos: Búsqueda de la voluntad de Dios #17, por Watchman Nee

I. LA NECESIDAD DE OBEDECER LA VOLUNTAD DE DIOS

Antes de ser salvos, todo lo hacíamos según nuestra propia voluntad. En aquel entonces nos servíamos a nosotros mismos y todo lo hacíamos para complacernos. Estábamos dispuestos a hacer cualquier cosa que nos alegrara o nos trajera esparcimiento. Pero ahora creemos en el Señor y hemos aceptado a Cristo Jesús como nuestro Salvador. Lo hemos reconocido como nuestro Amo y a El servimos. Reconocimos que El nos redimió. Le pertenecemos a El y el motivo de nuestra existencia es servirlo. Por esta razón necesitamos un cambio fundamental. No debemos seguir viviendo según nuestras preferencias; tenemos que conducirnos según la voluntad de Dios. Cuando creemos en el Señor, cambia el centro de nuestra vida. El centro ya no somos nosotros, sino el Señor. Lo primero que debemos hacer después de ser salvos es preguntar: “¿Qué haré, Señor?” Esta fue la pregunta que Pablo hizo en Hechos 22:10, y nosotros también debemos hacerla. Cuando afrontemos cualquier adversidad, debemos decir: “Señor, no sea como yo quiero, sino como Tú quieres”.

La vida que poseemos tiene un requisito básico: andar conforme a la voluntad de Dios. Cuanto más obedezcamos la voluntad de Dios, más gozo tendremos. Cuanto más nos neguemos a nuestra propia voluntad, más recto será nuestro camino delante de Dios. Si andamos conforme a nuestra voluntad como solíamos, no estaremos contentos, sino que sufriremos. Después de ser salvos, cuanto más vivamos según nuestra propia voluntad, más sufrimiento tendremos y menos gozo. Pero cuanto más vivamos según la nueva vida y más obedezcamos a la voluntad de Dios, más gozo y paz tendremos. Este es un cambio maravilloso. No debemos pensar que seremos felices si andamos conforme a nuestra propia voluntad. Cuando creemos en el Señor, al aprender a someternos y a obedecer la voluntad de Dios, no al andar según nuestra voluntad, encontraremos nuestro camino lleno de gozo y paz. El gozo del creyente depende de su obediencia a la voluntad de Dios, no de conducirse según su propia voluntad.

Una vez que llegamos a ser creyentes, tenemos que aceptar la voluntad de Dios y ser gobernados por ella. Si uno puede someterse humildemente a la voluntad de Dios, se evitará muchos desvíos innecesarios. Muchos fracasan y dejan de crecer en vida, porque viven por su propia voluntad. El resultado de conducirnos según nuestra propia voluntad es tristeza y pobreza. De una u otra forma, a la postre tendremos que andar conforme a la voluntad de Dios. Dios nos subyugará por medio de las circunstancias. Si Dios no nos ha escogido, nos permitirá andar como nos plazca. Pero puesto que nos escogió, nos conducirá en el camino de la obediencia de acuerdo a Su camino. La desobediencia sólo nos costará desvíos innecesarios. De todos modos, al final, tendremos que obedecer.

(Mensajes para creyentes nuevos: Búsqueda de la voluntad de Dios #17, capítulo 1, por Watchman Nee)