En 2 Corintios 6:17-18 dice: “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
En el Nuevo Testamento, el título el Señor Todopoderoso se usa por primera vez en 2 Corintios 6. En hebreo, el Señor Todopoderoso es El shadai. El significa Dios; sha significa el seno de la madre o la leche materna, y shadai se refiere los nutrientes de la leche. En hebreo shadai significa “todo lo provee”, y en el Antiguo Testamento, El shadai se traduce Dios Todopoderoso y también significa el Dios que todo lo suministra. Todo el nutrimiento que un niño necesita se halla en la leche materna, o sea que el suministro de leche está en el pecho de la madre. La raíz de la palabra shadai tiene el sentido de seno de la madre, lo cual significa que en Dios tenemos todo lo que necesitamos.
En 2 Corintios 6:17 el Señor Todopoderoso nos dice que si salimos de en medio de ellos, y no tocamos lo inmundo, El nos recibirá y será un Padre para nosotros, y nosotros seremos para El hijos e hijas. Aquí podemos apreciar que estas palabras no fueron enunciadas livianamente. El Señor está diciendo: “Por Mí han dejado muchas cosas, se han separado, terminado con toda relación, han salido de en medio de ellos, y ya no están relacionados con sus cosas inmundas. Sus manos están vacías y no queda nada del mundo en ustedes. Puesto que han hecho todo esto, Yo los recibo”.
Recuerden, todo aquel a quien el Señor recibe se ha separado del mundo. Muchos no perciben la excelencia del Señor cuando se acercan a El, porque todavía no han estimado como pérdida todas las cosas del mundo; por el contrario, las consideran preciosas. Tales personas no saben lo que significa ser recibido por Dios, o que Dios sea un Padre para ellos y que ellos sean hijos de El. No saben que el Señor que todo lo provee dijo esto. ¿Ven ustedes lo que significa shadai? Las palabras Señor Todopoderoso se usan aquí, porque cuando una persona desecha todo, necesita a Dios como el Shadai, necesita un Padre, quien todo lo suministra.
En Salmos 27:10 dice que aunque nuestro padre y nuestra madre nos dejen, Jehová nos recogerá. En otras palabras, El se convierte en nuestro Padre. En Salmos 73:26 dice: “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. De ahí emana la dulzura de nuestra experiencia. Para que haya ganancia debe haber pérdida. El ciego conoció al Señor cuando fue expulsado de la sinagoga (Jn. 9:35). No hay ninguna posibilidad de conocer al Señor en la sinagoga, pero una vez que nos expulsan, vemos inmediatamente la bendición del Señor.
Como creyentes, debemos salir del mundo. Sólo entonces gustaremos la dulzura del Señor. Por una parte soltamos algo, y por otra, experimentamos la bondad del Señor.
(Mensajes para creyentes nuevos: Separados del mundo #3, capítulo 1, por Watchman Nee)