Después de que creemos en el Señor, debemos desarrollar el hábito de confesar y restituir. Si hemos ofendido a alguien o hemos cometido una falta contra otro, debemos aprender a confesar y a compensar por el daño. Por una parte, debemos confesar la ofensa a Dios, y por otra, debemos confesarla al hombre y reparar el daño. Si un hombre no se confiesa ante el Señor, y no pide perdón ni hace restitución al hombre, su conciencia fácilmente se endurecerá. Una vez que la conciencia se endurece, se crea un problema serio y fundamental: se hace difícil que la luz de Dios brille en el hombre. Una persona debe desarrollar el hábito de confesar y de hacer restitución a fin de mantener una conciencia sensible delante del Señor.
Un obrero del Señor solía preguntarle a otros: “¿Cuándo fue la última vez que usted confesó su ofensa a otro?” Si ha transcurrido un largo tiempo desde su última confesión, debe haber algún problema en la conciencia de la persona. Con frecuencia ofendemos a otros. Si una persona ha ofendido a alguien y no tiene ningún remordimiento, su conciencia debe de estar enferma o es anormal. El tiempo transcurrido desde su última confesión indica si existe un problema entre usted y Dios. Si ha pasado un largo período, falta luz en su espíritu. Si el tiempo es corto, es decir, si recientemente ha confesado su falta, su conciencia sigue siendo sensible. A fin de vivir bajo la luz de Dios, necesitamos de una conciencia sensible, y para que ésta permanezca sensible, necesitamos condenar al pecado continuamente. Necesitamos confesarnos ante Dios, y también necesitamos confesar al hombre la ofensa y reparar el daño.
Si hemos ofendido a Dios, y la ofensa no tiene nada que ver con el hombre, no necesitamos confesar nada al hombre. No debemos excedernos en nada. Si los pecados de un hermano o una hermana no están relacionados con el hombre, y sólo ofendieron a Dios, él o ella sólo necesita confesarlos a Dios; y no tiene necesidad alguna de confesarlos al hombre. Espero que presten mucha atención a este principio.
¿Qué clase de pecados ofenden al hombre? ¿Cómo debe uno disculparse o pagar a otra persona cuando la ha ofendido o ha cometido alguna falta contra ella? A fin de entender esto claramente, necesitamos estudiar cuidadosamente dos porciones de las Escrituras.
(Mensajes para creyentes nuevos: Confesión y restitución #13, capítulo 1, por Watchman Nee)