Quebrantamiento del hombre exterior y la liberación del espíritu, El, por Watchman Nee

LA MEZCLA DEL ESPIRITU Y EL ALMA

Entre los hijos de Dios existe el problema de que el espíritu y el alma están mezclados. Es difícil encontrar a un creyente cuyo espíritu sea completamente puro, pues en la mayoría hay impureza. Esta mezcla es lo que les impide servir en la obra del Señor, pues el principal requisito para que Dios los use es tener un espíritu puro, no el mucho poder. Muchos buscan poder, pero descuidan la pureza de espíritu. Aunque consiguen el poder para edificar, carecen de pureza. Como resultado, destruyen su propia obra; pues lo que edifican con su poder lo destruyen con su impureza. Aunque demuestran tener poder de Dios, con todo, su espíritu está contaminado.

Dichos hermanos tienen el concepto de que por haber recibido poder de Dios, todas sus habilidades naturales serán elevadas y utilizadas por Dios en Su servicio. Esto jamás sucederá, pues todo lo que pertenece al hombre exterior pertenece a la esfera natural y no cuenta con la pureza necesaria para el servicio del Señor. El conocimiento de Dios nos llevará a estimar más la pureza que el poder. Debemos apreciar más la pureza espiritual que el poder espiritual, pues aquélla no está contaminada por el hombre exterior. Quien no ha pasado por la experiencia del quebrantamiento, no debe esperar que el poder que surja de él sea puro. Aunque gracias a su poder espiritual parezca obtener buenos resultados en su obra, no por eso su yo se mantiene separado de su espíritu. Esto puede ser un engaño muy sutil que para Dios es pecado.

Muchos hermanos jóvenes saben que el evangelio es poder de Dios, pero cuando predican, añaden a su mensaje su habilidad natural, su ingenio, sus bromas y sus opiniones. Aunque los oyentes puedan ver en ellos el poder de Dios, también detectan su yo. Tal vez ellos mismos no lo noten, pero los más puros y experimentados percibirán de inmediato en sus palabras el sabor de la mezcla. En muchas ocasiones, demuestran celo de Dios, pero dicho celo va mezclado con sus gustos naturales. Externamente parece que hacen la voluntad de Dios, pero en realidad, ésta coincide con su propia voluntad. En algunos casos, la voluntad y el celo de Dios se mezclan y se confunden con las preferencias y los sentimientos del hombre. Muchos confunden la solidez espiritual con una personalidad fuerte.

Nuestro mayor problema es la mezcla o impureza. Por lo tanto, Dios tiene que quebrantar nuestro hombre exterior para disociar dicha mezcla. Dios nos quebranta poco a poco hasta debilitar nuestro hombre exterior. Una vez que nuestro hombre exterior es azotado, una, diez, veinte o las veces que sean necesarias, la dura corteza que lo rodea se romperá y será eliminada. ¿Pero qué debemos hacer cuando el hombre exterior se mezcla con el espíritu? Esto requiere otro tipo de tratamiento: la depuración. Este proceso se efectúa no sólo por medio de la disciplina del Espíritu, sino también por medio de la revelación del Espíritu. La forma de ser purificados de esta mezcla es muy diferente al quebrantamiento del hombre exterior. Esta depuración se efectúa por medio de la renovación. Por lo tanto, encontramos que Dios opera de dos maneras. Por un lado, El quebranta al hombre exterior, y por otro, lo separa del espíritu. Lo primero se realiza por medio de la disciplina del Espíritu Santo, y lo segundo, mediante la revelación del Espíritu Santo.

(Quebrantamiento del hombre exterior y la liberación del espíritu, El, capítulo 7, por Watchman Nee)