X. LAS LÁMPARAS SON ENCENDIDAS
Números 7 habla de las ofrendas que tenían como fin el transporte del tabernáculo, y 8:2-4 habla de la acción de encender las lámparas. Únicamente después que las ofrendas fueron presentadas, Aarón encendió las lámparas.
A. Después de la conversación
con Dios mediante las ofrendas
Números 7 concluye mencionando la conversación que Moisés sostuvo con Dios mediante las ofrendas (v. 89). Fue después de dicha conversación que las lámparas fueron encendidas.
B. Las siete lámparas iluminan
el área delante del candelero
Números 8:2 y 3 dice: “Cuando coloques las lámparas, las siete lámparas iluminarán el área delante del candelero. Y Aarón lo hizo así; colocó las lámparas para iluminar el área delante del candelero, como Jehová había mandado a Moisés”. Aquí vemos que las siete lámparas, que representan a los siete Espíritus (Ap. 4:5), emitían su luz delante del candelero hacia el centro, o la parte central, del tabernáculo. Por tanto, su resplandor alumbraba en la dirección correcta para permitir que las personas sirvieran y se movieran.
En el interior del tabernáculo no entraba la luz del sol, ni de la luna ni de las estrellas. Sin el resplandor del candelero, todo el tabernáculo habría estado en tinieblas.
C. La hechura del candelero
“Ésta era la hechura del candelero, de oro labrado a martillo. Desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo que Jehová había mostrado a Moisés, así hizo el candelero” (Nm. 8:4). La hechura del candelero describe la manera en que fue constituido Cristo como portador de luz. Un trozo de oro era labrado a martillo hasta que tomaba la forma de un candelero, conforme al modelo que Dios había mostrado a Moisés (Éx. 25:31-40; 37:17-24). El oro representa la naturaleza divina de Cristo, y la acción de labrar el oro a martillo representa los sufrimientos que Cristo padeció en Su humanidad, mediante los cuales Él fue constituido como portador de la luz divina que resplandece en la morada de Dios a fin de que los servidores de Dios puedan servir allí. (Para más detalles sobre el candelero, véase el Estudio-vida de Éxodo, mensajes del 92 al 94).
A esas alturas, el pueblo estaba listo, las ofrendas relacionadas con el transporte habían sido presentadas y las lámparas habían sido encendidas. Por consiguiente, el pueblo de Dios podía comenzar a rendir su servicio espiritual a Dios.
(Estudio-vida de NĂºmeros, capítulo 13, por Witness Lee)