Lecciones de vida, tomo 1, por Witness Lee

I. DESECHAR LOS IDOLOS

1) “Os volvisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1 Ts. 1:9).

Este versículo se refiere a los creyentes en Tesalónica. Una vez que creyeron en el Señor, se volvieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y verdadero. Dios es un Dios celoso, El no tolerará que adore y se arrodille ante ningún ídolo el que le sirva a El (Ex. 20:5). Es por esto que hay demonios escondidos detrás de los ídolos. Por lo tanto, después de creer en el Señor y convertirnos a Dios, debemos abandonar y desechar inmediatamente todo ídolo esculpido o moldeado, de oro, plata, bronce, hierro, madera o piedra y de cualquier forma y tamaño. En el Antiguo Testamento, Dios mandó que Su pueblo quebrara y quemara todo ídolo (Dt. 7:5). Nosotros los que pertenecemos a Dios debemos hacer lo mismo, nunca preservando ningún ídolo para dárselo a otros. Esto ofende a Dios y corrompe a los demás. Según lo que se dice en Deuteronomio 7:5, no solamente los ídolos mismos, sino también todos los objetos relacionados con los ídolos tienen que ser quebrados y quemados.

(Lecciones de vida, tomo 1, capítulo 3, por Witness Lee)