Manera práctica de llevar una vida conforme a la cumbre de la revelación divina contenida en las santas Escrituras, La, por Witness Lee

EL CONTENIDO INTRINSECO DEL NUEVO TESTAMENTO

Tengo en mi corazón la carga de hablarles del contenido intrínseco del Nuevo Testamento. A fin de ver esto necesitamos que los velos nos sean quitados constantemente. Necesitamos que capas y capas de velos nos sean quitadas. El Nuevo Testamento presenta cuatro acciones realizadas por Dios y tres productos de tales acciones. Estos tres productos conducen a una meta y una consumación. Las cuatro cosas que Dios hizo son: Su encarnación, Su vivir humano, Su muerte y Su resurrección. Los tres productos son el Hijo primogénito de Dios, los muchos hijos de Dios y el Espíritu vivificante. La consumación única y final será la Nueva Jerusalén. Necesitamos ver estas cuatro acciones, estos tres productos y esta meta.

El bosquejo del capítulo uno nos muestra el contenido intrínseco de las cuatro acciones de Dios: la encarnación, la muerte, el vivir humano y la resurrección de Cristo. La acción de Dios de resucitar a Cristo dio como resultado tres cosas grandiosas. Antes de la resurrección no existía el Hijo primogénito de Dios (Hch. 13:33). El fue producido en la acción de Dios llamada resurrección. Además, antes de la resurrección, ningún ser humano en el universo había llegado a ser hijo de Dios. Todos nosotros llegamos a ser hijos de Dios en Su acción llamada resurrección (1 P. 1:3). Juan 7:39 dice que “aún no había el Espíritu” antes de que Jesús fuese glorificado en resurrección. En 1 Corintios 15:45 se revela que en la resurrección el postrer Adán, Cristo, llegó a ser el Espíritu vivificante.

El Espíritu vivificante es “el Espíritu” del que habla Juan 7:39. El Espíritu vivificante todavía no estaba presente cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra. Más adelante Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante en la resurrección, y éste es la consumación del Dios Triuno procesado y consumado. Antes de la resurrección no existía tal Dios; en otras palabras, antes de la resurrección el Dios Triuno no había sido procesado y consumado. Antes de la resurrección de Cristo, Dios era eterno, triuno, existía en Sí mismo y para siempre y era divino, pero tenía un solo elemento, el elemento divino. No tenía los elementos de humanidad, encarnación, vivir humano, muerte y resurrección. Cristo era el postrer Adán, el último hombre. El postrer Adán llegó a ser el Espíritu vivificante y era la corporificación del Dios Triuno. De modo que la corporificación del Dios Triuno se hizo el Espíritu vivificante. Por consiguiente, el Espíritu vivificante es la consumación del Dios Triuno procesado y consumado.

Antes de la resurrección de Cristo, no existía el Hijo primogénito de Dios. Antes de la resurrección de Cristo, no existían los muchos hijos de Dios, es decir, los hombres regenerados para ser hijos de Dios. Antes de la resurrección de Cristo no existía la consumación del Dios Triuno procesado y consumado. Todos estos aspectos de la cumbre de la revelación divina están en las santas Escrituras. No me refiero a algo ético o filosófico. Estoy enseñando algo que pertenece al contenido intrínseco de la Palabra santa, la Palabra de Dios, la cual todos estimamos.

El Hijo primogénito, los muchos hijos de Dios y la consumación del Dios Triuno procesado y consumado producen una sola cosa. Esta única cosa es la conclusión de la Biblia, la Nueva Jerusalén. Decir que la Nueva Jerusalén es una mansión celestial es una superstición. Ni siquiera es lógico pensar que la Biblia nos dice que nuestro Dios en Su oikonomía, Su economía, tiene como meta producir una mansión celestial. Si nosotros pudiésemos entrar en una mansión celestial de tal índole, ¿qué podríamos hacer allí? Esta enseñanza es absurda. La Nueva Jerusalén es la máxima consumación del Dios Triuno procesado y consumado donde El mismo es el Hijo primogénito, y los muchos escogidos son Sus muchos hijos. Este es el contenido intrínseco del Nuevo Testamento.

(Manera práctica de llevar una vida conforme a la cumbre de la revelación divina contenida en las santas Escrituras, La, capítulo 4, por Witness Lee)