Presentación breve de lo que es el recobro del Señor, Una, por Witness Lee

IV. EL RECOBRO DE LA REVELACION DIVINA CON RESPECTO A LA VIDA ETERNA

El cuarto punto del recobro del Señor es el recobro de la revelación divina con respecto a la vida eterna. Muchos cristianos tienen el concepto de que la vida eterna es una bendición dada a los creyentes, en la cual ellos meramente van a una mansión celestial a disfrutar una vida mejor. Cuando yo estuve en el cristianismo, nadie me dijo que la vida eterna no es una bendición, sino que es simplemente vida. En nuestro cuerpo físico tenemos una vida biológica (bíos), y en nuestra alma tenemos una vida psicológica (psujé). Antes de ser salvos teníamos estas dos clases de vida. Pero cuando fuimos salvos, recibimos otra vida, la vida eterna (zoé).

A. La vida que no meramente perdura por siempre, sino que es eterna tanto en tiempo como en naturaleza

La vida eterna es la vida que no sólo perdura por siempre sino que es eterna tanto en tiempo como en naturaleza (Jn. 3:16, 36; 1 Jn. 1:2). Esta vida es ilimitada tanto en tiempo como en naturaleza; por lo tanto, es eterna.

B. La vida increada de Dios, la vida indestructible, y la vida incorruptible

La vida eterna es la vida increada de Dios (Ef. 4:18), la vida indestructible (He. 7:16), y la vida incorruptible (2 Ti. 1:10). Con respecto a la definición de la vida eterna, recibí mucha ayuda a través de los escritos de Watchman Nee, Mary McDonough, Ruth Paxson y T. Austin-Sparks. A través de sus escritos descubrí que ser regenerado es simplemente recibir a Dios dentro de nosotros como nuestra vida, recibir una vida que es divina, una vida diferente de nuestra vida humana.

C. La vida que está en el Hijo de Dios y que es el Hijo de Dios

La vida eterna es la vida que está en el Hijo de Dios y que es el Hijo de Dios (1 Jn. 5:11-12; 1:2; Jn. 14:6). Esta vida no solamente está en el Hijo de Dios, sino que es el Hijo de Dios mismo.

D. La vida con la cual los creyentes son regenerados y que viene a ser la vida de los creyentes, haciendo a los creyentes hijos de Dios y miembros de Cristo

La vida eterna es la vida con la cual los creyentes son regenerados y la cual viene a ser la vida de los creyentes (Col. 3:4a), haciendo a los creyentes hijos de Dios (Jn. 1:12-13) y miembros de Cristo (Ef. 5:30).

E. La vida a la cual debemos asirnos

En 1 Timoteo 6:12 el apóstol Pablo nos encarga que echemos mano de esta vida eterna.

El Nuevo Testamento nos enseña que la vida eterna tiene tres etapas, y estas tres etapas están en tres eras: la era presente, es decir, la era de la iglesia; la era venidera, es decir, la era del reino; y la era eterna, en el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén como el centro. En la primera era, es decir, la era de la iglesia, recibimos la vida eterna. Así que, viene a ser nuestra vida, y la disfrutamos y vivimos por ella. En la era de la iglesia es un asunto de recibir la vida eterna, pero en la siguiente era, la del reino, la vida eterna no estará allí para que la gente la reciba, sino para que la gente entre en ella. En Mateo 25:46, aquellos de entre las naciones que sean juzgados por el Señor Jesús siendo hallados “ovejas”, entrarán en la vida eterna en la era del reino. Así que, en la era venidera la vida eterna llegará a ser una esfera para que la gente entre en ella. En esa era la vida eterna se dará como recompensa. En esta era la vida eterna está a disposición para que la recibamos como un don gratuito (Ro. 6:23b), pero en la era venidera la vida eterna estará allí para que entremos en ella, no como un don gratuito sino como una recompensa. Esta recompensa se dará tanto a los creyentes vencedores como a las “ovejas” que se mencionan en Mateo 25, que pagaron un precio por cuidar de los hermanos de Cristo durante la gran tribulación. Luego en la era eterna, es decir, en el cielo nuevo y la tierra nueva que tienen a la Nueva Jerusalén como centro, la vida eterna finalmente será el don consumado para que todo el pueblo redimido de Dios manifieste al Dios Triuno por la eternidad.

Si tenemos esta visión, podremos entender muchos versículos de los Evangelios. En los Evangelios el Señor le dijo a la gente que entrara en la vida eterna y que recibiera la vida eterna. En Mateo 19:17 el Señor le dijo al joven que entrara a la vida eterna, pero en Juan, especialmente en el capítulo tres, El habló de recibir la vida eterna. Hemos recibido la vida eterna como un don, pero que entremos o no a la vida eterna en el futuro como recompensa está por ser determinado. Podemos recibir la vida eterna sin hacer ningún trabajo, como un don gratuito, pero para entrar en la vida eterna se requiere que hagamos las obras apropiadas, que tengamos las virtudes apropiadas y que paguemos un precio. Si no entendemos bien esto, tal vez sintamos que el Nuevo Testamento se contradice al decir, por una parte, que recibiremos la vida eterna como un don gratuito, y por otra, que tenemos que pagar el precio para entrar en ella. Necesitamos entender claramente que en la era actual, la vida eterna es un don dado para que nosotros lo recibamos, pero en la era venidera la vida eterna será una recompensa para premiarnos por el precio que hemos pagado por causa del Señor. Entonces, en la era eterna, el recibir y el entrar serán una sola cosa.

Es por medio de esta vida eterna y en ella que los creyentes han sido producidos. La vida eterna es crucial para la producción de los creyentes y para la edificación del Cuerpo orgánico de Cristo.

(Presentación breve de lo que es el recobro del Señor, Una, capítulo 1, por Witness Lee)