El versículo 11 dice: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por ella han sido ejercitados”.
El apóstol aquí destaca las palabras al presente y después. Es un hecho que mientras uno es disciplinado no está contento, sino triste. No piensen que es incorrecto sentirse afligido cuando experimenta la disciplina de Dios, pues ésta es un sufrimiento. La Biblia no dice que la cruz sea un gozo. Por el contrario, afirma que la cruz es una aflicción y nos hace sufrir. El Señor menospreció el oprobio por el gozo puesto delante de Sí. La Biblia no dice que la cruz traiga gozo; la cruz no es un placer; es un sufrimiento. Es perfectamente aceptable que nos duela y nos sintamos afligidos cuando somos disciplinados.
Necesitamos aprender la obediencia. Solamente por medio de ésta podemos participar de la santidad de Dios. Es verdad que ninguna disciplina “al presente” parece ser causa de gozo. Por el contrario, nos produce tristeza, lo cual no nos sorprende, ya que es normal que nos sintamos así. El Señor no consideró las aflicciones un asunto de gozo cuando estaba pasando por ellas. Por supuesto, podemos convertirlas en gozo. Pedro dijo que podemos regocijarnos en las diversas pruebas (1 P. 1:6). Por una parte, experimentamos sufrimiento, y por otra, reconocemos que hay gozo. Cómo nos sentimos es una cosa, y cómo juzguemos la prueba es otra cosa. Podemos sentirnos tristes, pero al mismo tiempo, debemos considerar las pruebas como un motivo de gozo.
(Mensajes para creyentes nuevos: Disciplina de Dios, La #19, capítulo 1, por Watchman Nee)