Mensajes para creyentes nuevos: Reuniones, Las #10, por Watchman Nee

III. LAS FUNCIONES DEL CUERPO SE MANIFIESTAN EN LAS REUNIONES

En 1 Corintios 12 se habla del Cuerpo, y en el capítulo catorce, de las reuniones. Ambos capítulos hablan de los dones del Espíritu Santo; excepto que el capítulo doce habla de los dones en el Cuerpo, mientras que el catorce, de los dones en la iglesia. Uno nos habla del Cuerpo, y el otro de las reuniones. Así que vemos el Cuerpo en el capítulo doce, y en el capítulo catorce vemos el Cuerpo en acción. Según estos dos capítulos, el funcionamiento mutuo de los miembros del Cuerpo se expresa y realiza específicamente en las reuniones. La ayuda mutua, la influencia mutua y el cuidado mutuo de los miembros (los ojos ayudan a las piernas, las orejas a las manos, y las manos a la boca) se manifiestan mucho más claramente en las reuniones. Muchas respuestas a nuestras oraciones y la luz que como individuos no podemos obtener, las recibimos cuando asistimos a las reuniones. Lo que vemos como individuos jamás puede compararse con lo que vemos en las reuniones, porque todos los ministerios designados por Dios operan en las reuniones, pues éstas son la meta de ellos. El creyente que raramente se reúne con otros, no tiene mucha oportunidad de ver al Cuerpo funcionar.

Además de ser el Cuerpo de Cristo, la iglesia también es la morada de Dios. En el Antiguo Testamento la luz de Dios iluminaba el Lugar Santísimo. En el atrio estaba la luz del sol, y antes del velo, en el lugar santo, ardía el candelero que contenía aceite de oliva; pero en el Lugar Santísimo no había luz natural ni artificial, sino la luz de Dios. El Lugar Santísimo es la morada de Dios, y allí está Su luz. Así que cuando la iglesia se congrega como morada de Dios, recibe Su luz. Dios manifiesta Su luz en la reunión de la iglesia. Cómo sucede esto, no nos damos cuenta; pero podemos decir que es el resultado del funcionamiento mutuo de los miembros, lo cual permite que la luz de Dios se exprese en el Cuerpo.

Dice Deuteronomio 32:30: “¿Cómo podría perseguir uno a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiese vendido, y Jehová no los hubiera entregado?” Si uno persigue a mil, ¿cómo pueden dos hacer huir a diez mil? Esto es extraño. Aunque no sabemos cómo sucede, es un hecho. Según el hombre, si uno puede perseguir a mil, dos perseguirían a dos mil. Pero Dios dice que dos pueden perseguir a diez mil, lo cual equivale a ocho mil más. Dos individuos separados, pueden perseguir a dos mil, pero si estos dos se juntan, pueden perseguir a diez mil. Vemos aquí el funcionamiento unánime de los miembros, quienes juntos persiguen a ocho mil más de los que perseguirían si lo hubieran hecho individualmente. Una persona que no conoce el Cuerpo de Cristo, ni le interesa reunirse, perderá ocho mil. Por lo tanto, necesitamos aprender a recibir la gracia corporativa. No piense que la gracia personal es suficiente. Lo que caracteriza a los cristianos es que se reúnen. El creyente jamás puede substituir las reuniones con sus búsquedas autodidácticas. Necesitamos ver y ser sobrios en esto.

El Señor nos promete dos clases de presencia, según lo indicado en Mateo 28 y en Mateo 18. En Mateo 28:20 el Señor dijo: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación del siglo”. Esto se refiere a Su presencia con los individuos; y en Mateo 18:20: “Porque donde están dos o tres congregados en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”, lo cual se refiere a Su presencia en las reuniones. La presencia del Señor en el individuo y Su presencia en las reuniones son dos asuntos diferentes. Algunos sólo conocen la presencia del Señor con ellos como individuos; pero este conocimiento no es suficiente, porque la presencia más irresistible y poderosa se experimenta en las reuniones. Cuando estamos con todos los santos, podemos tocar esa presencia que como individuos no podríamos. Tenemos que aprender a reunirnos con los hermanos porque es en las reuniones donde experimentamos la presencia especial del Señor, la cual es una gran bendición.

Cuando los hijos de Dios se juntan es natural que actúen en mutualidad. No sabemos cómo funciona esta mutualidad del Cuerpo a en las reuniones, pero sabemos que esto es un hecho. Cuando un hermano se pone de pie, podemos percibir la luz; si otro se levanta, sentimos la presencia del Señor; si alguien ora, tocamos a Dios, y si testifica, sentimos el suministro de vida. Es imposible explicar este fenómeno, porque va más allá de las palabras. Cuando el Señor regrese sabremos con exactitud cómo opera el Cuerpo de Cristo en mutualidad. Todo lo que podemos hacer ahora es obedecer el mandato del Señor.

Posiblemente usted no haya dado importancia a las reuniones porque acaba de ser salvo, y desconoce lo que es la luz del Cuerpo y lo que es la acción y eficacia del mismo. La experiencia nos dice que muchas lecciones espirituales solamente las podemos aprender en el Cuerpo. Así que esperamos que el creyente aprenda a reunirse como es debido desde el comienzo de su vida cristiana.

(Mensajes para creyentes nuevos: Reuniones, Las #10, capítulo 1, por Watchman Nee)