TOMAR POSESIÓN DE LA BUENA TIERRA PARA CRISTO
En el primer mensaje de este estudio-vida señalamos que tomar posesión para Cristo de la tierra prometida por Dios así como proveer las personas apropiadas a fin de introducir a Cristo en el linaje humano constituían los dos puntos principales de la sección de historia antiguotestamentaria abordada en los tres libros de Josué, Jueces y Rut. Estos dos puntos principales —tomar posesión de la tierra para Cristo y proveer antepasados legítimos para Cristo— son el espíritu mismo de la historia relatada desde Josué hasta Rut. Puesto que la tierra prometida por Dios tipifica a Cristo, entonces, ganar la tierra para Cristo significa ganar a Cristo para Cristo.
La promesa de Dios con respecto a la buena tierra
En Génesis, Dios le prometió a Abraham que Él daría la buena tierra a los descendientes de Abraham. Más de cuatrocientos años después, Dios envió a Moisés a liberar a Israel de Egipto, diciéndole que Él lo enviaba para que llevara al pueblo a la buena tierra. Era un hecho que Dios le había dado la tierra a Israel, pero este hecho todavía no era una realidad práctica; más bien, era una promesa que todavía no se había cumplido. Ni aun cuando Israel llegó a las llanuras de Moab bajo el liderazgo de Josué se había concretado la entrega de la buena tierra a Israel, pues la tierra todavía no había sido poseída por Israel. Únicamente después que Israel ganó la buena tierra y tomó posesión de ella es que dicha tierra, de hecho, llegó a ser de ellos en forma práctica.
La necesidad de que nosotros respondamos
a lo que Dios promete, prepara y da
La buena tierra había sido prometida a Israel, y la situación era propicia para que dicha tierra fuese dada a Israel de manera concreta. Dios, el Dador, ya lo había hecho todo; pero aun así era necesario que Israel, el receptor, hiciera algo para tomar posesión de lo que Dios le había dado.
El principio es el mismo respecto a predicar el evangelio hoy. La salvación de Dios ha sido prometida, preparada y completada en Cristo y con Cristo. Todo ya está listo para que esta salvación sea dada a los pecadores. Dios quiere dar esta salvación a los pecadores, pero es necesario que ellos le respondan recibiendo Su don de salvación. Responder a Dios recibiendo Su salvación es realizar algo que le es útil a Dios. De hecho, recibir la salvación de Dios es hacerle un favor a Dios. Si ustedes conocen el corazón de Dios, comprenderán que toda vez que un pecador se arrepiente y recibe a Cristo, ese pecador le está haciendo un favor a Dios.
Al comienzo del libro de Josué vemos que Israel estaba listo para avanzar, tomar la buena tierra, poseerla y disfrutarla. Que Israel hiciera esto equivalía a hacer algo para Cristo, quien es tipificado por la buena tierra. De otro modo, la buena tierra hubiera estado allí improductiva. Hoy en día, Cristo como la buena tierra está listo para ser tomado y poseído por Sus creyentes; sin embargo, ¿dónde están aquellos que están listos para tomarle, poseerle y disfrutarle como la buena tierra todo-inclusiva? Muchos pecadores no están dispuestos a responder a Cristo e, incluso, muchos de Sus creyentes no están dispuestos a responder a Cristo tomándole, poseyéndole y disfrutándole.
Ganar a Cristo para Cristo
A la luz de lo dicho anteriormente, consideremos ahora qué significa ganar a Cristo para Cristo. Cristo, hoy en día, es la buena tierra que nos ha sido dada ricamente por Dios. No obstante, la gran mayoría de cristianos siguen siendo ajenos a todas las riquezas de Cristo, a todo cuanto Él es. Como Aquel que está entronizado en los cielos, Cristo es fuerte y poderoso; pero nosotros somos débiles. Él es rico, pero nosotros somos pobres. Mientras que Cristo es fuerte, poderoso y rico, nosotros somos débiles, impotentes y pobres. La razón por la cual nos encontramos en tal situación es porque no nos hemos esforzado por ganar a Cristo. Sin embargo, cuando ganamos a Cristo, le experimentamos. Entonces Cristo llega a ser en nosotros lo que Él debía ser para nosotros. Esto significa que al ganar a Cristo no sólo lo hacemos para nuestro disfrute personal, sino también para que Cristo sea todo aquello que Él debe ser.
Según la revelación del Nuevo Testamento, Cristo es perfecto, completo, rico y poderoso; más aún, es un hecho que Dios nos dio tal Cristo. Aunque Él es maravilloso, nosotros inspiramos lástima. Si vemos esto, comprenderemos que es necesario que hagamos algo a fin de que Cristo sea hecho real para nosotros e, incluso, también para los incrédulos, de modo que Él sea todo lo que debe ser. ¿Cómo es que Cristo puede llegar a ser todo lo que Él debe ser? Cristo puede llegar a ser todo lo que debe ser únicamente por medio de que nosotros le ganemos. Si ganamos a Cristo y le experimentamos, Cristo llegará a ser real para nosotros. Esto no sólo es para beneficio nuestro, sino también para beneficio de Cristo. En esto consiste ganar a Cristo para Cristo.
Nuestra necesidad actual es ganar más de Cristo, poseer más de Cristo y experimentar más de Cristo. Ganar a Cristo, poseerle y experimentarle hará que Él sea real para nosotros. Esto no solamente es para nuestro disfrute, sino también para que Cristo sea todo lo que debe ser. Al presente, el Cristo que está entre nosotros es muy inferior al Cristo que está en los cielos. El Cristo que está entre nosotros es diferente del Cristo que está en los cielos. Esto quiere decir que entre nosotros, Cristo todavía no es todo lo que debería ser. A fin de que Cristo sea para nosotros todo lo que Él debe ser, debemos ganarle. Cuanto más ganemos a Cristo, le poseamos, le experimentemos y le disfrutemos, más Él llegará a ser entre nosotros todo lo que Él debe ser. De este modo, nosotros ganamos a Cristo para Cristo. Ganamos a Cristo para Cristo a fin de que Él obtenga Su expresión corporativa. En esto consiste hacer de la buena tierra, la tierra de Emanuel (Is. 8:8).
(
Estudio-vida de JosuĂ©, Jueces y Rut, capítulo 6, por Witness Lee)