Esfera divina y mistica, La, por Witness Lee

IV. ABRE LA CUARTA SECCION, LA RENOVACION

A. La obra renovadora del Espíritu Santo

Además de santificarnos en nuestra manera de ser, el Señor nos renueva por Su Espíritu (Tit. 3:5).

B. Nos renueva en el espíritu de nuestra mente

El Espíritu renovador está mezclado con nuestro espíritu regenerado como un espíritu mezclado que se extiende a nuestra mente (Ef. 4:23) para renovar todo nuestro ser y hacerlo miembro del nuevo hombre al quitarnos el viejo hombre (Ef. 4:22), es decir, al renunciar nosotros y negarnos al viejo yo (Mt. 16:24), y al vestirnos del nuevo hombre (Ef. 4:24), es decir, al aplicar lo que Cristo logró cuando creó al nuevo hombre (Ef. 2:15).

Efesios 4:23 dice que debemos ser renovados en el espíritu de nuestra mente. Uno quita el viejo hombre y se viste del nuevo hombre al ser renovado en el espíritu de la mente. Cuando el Espíritu Santo, que mora en nuestro espíritu y se mezcla con él, se extiende a nuestra mente, ese espíritu mezclado llega a ser el espíritu que está en nuestra mente. Por este espíritu mezclado nuestra mente se renueva.

Fuimos hechos un nuevo hombre por Cristo en la cruz. Efesios 2:15 dice que Cristo en la cruz creó de los dos, los judíos y los gentiles, un solo y nuevo hombre. Ya creó el nuevo hombre, pero tenemos que aplicar el nuevo hombre. Debemos quitar el viejo hombre y ponernos el nuevo por el Espíritu renovador que se mezcla con nuestro espíritu para extenderse a nuestra mente y renovarla. Esto es cambiar nuestra mente.

En Mateo 16:24 el Señor dice que si queremos seguirle, necesitamos negarnos y tomar nuestra cruz. Negarnos es renunciar a nosotros, aplicarnos la cruz. Esto es quitarnos el viejo hombre. Vestirse del nuevo hombre es vivir a Cristo y magnificarlo mediante la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19-21). La renovación está íntimamente relacionada con el Espíritu y nuestro espíritu regenerado, que llegan a ser un solo espíritu. Este espíritu es el espíritu renovador que está en nuestra mente para cambiarla.

C. Consumir nuestro hombre exterior

El Señor utiliza lo que sufrimos en nuestras circunstancias para consumir, matar, nuestro hombre exterior a fin de que nuestro hombre interior se renueve de día en día. En 2 Corintios 4:16 dice: “Por tanto, no nos desanimamos; antes aunque nuestro hombre exterior se va desgastando [es consumido], el interior no obstante se renueva de día en día”. El hombre exterior se debe consumir, se debe matar, para que el hombre interior, nuestro espíritu regenerado, la persona con el alma renovada como su órgano, se renueve de día en día. Esta renovación se logra al obrar Dios en cada situación de nuestras circunstancias diarias. Todos los días experimentamos problemas desde muchas direcciones. Este problema tal vez venga de nuestro cónyuge, nuestros hijos o nuestros colaboradores. Este problema consume nuestro hombre exterior, nuestro hombre natural, para que nuestro hombre interior pueda ser renovado con el suministro de la vida de resurrección.

(Esfera divina y mistica, La, capítulo 4, por Witness Lee)