V. ABRE LA QUINTA SECCION, LA TRANSFORMACION
A. La transformación
por la renovación de la mente
La transformación se efectúa por la renovación de la mente; es resultado de la renovación. Romanos 12:2 dice que somos transformados por la renovación de la mente. Cuando la mente es renovada, uno es transformado. La transformación no es una enmienda externa, sino un metabolismo interior en el cual se añade el elemento de la vida divina de Cristo a nuestro ser para expresarse exteriormente en la imagen de Cristo. Nuestra digestión y asimilación de la comida son una clase de metabolismo según el cual recibimos un nuevo elemento y desechamos el elemento viejo. Puesto que el elemento vital de Cristo es añadido a nuestro espíritu, un metabolismo produce algo que se expresa exteriormente en la imagen de Cristo. Si una persona no come durante varios días, su cara se pondrá pálida. Para restablecer un color sano a su rostro, necesita alimentarse apropiadamente. Entonces su cara será sana y llena de color. Esto tiene como fin la expresión. Hoy la transformación espiritual es igual. El elemento vital de Cristo se tiene que añadir a nosotros cuando lo tomamos a El como nuestra comida espiritual. Luego tendremos el metabolismo que eliminará el viejo elemento al añadirse el nuevo elemento de la vida de Cristo. Entonces esto se expresará exteriormente como imagen de Cristo. Esta transformación, esta clase de metabolismo, se logra por el Señor Espíritu (el Cristo pneumático) que nos transforma en la imagen gloriosa de Cristo (2 Co. 3:18). El Señor es el Espíritu, y el Señor Espíritu es el Espíritu que transforma.
B. Vivir y andar por el Espíritu
Tenemos que vivir y andar por el Espíritu (Gá. 5:16, 25) y andar conforme al espíritu mezclado (Ro. 8:4b), para que la vida divina de Cristo nos regule a fin de transformarnos en la imagen del glorioso Señor. El Espíritu no sólo hace que actúe un metabolismo divino en nosotros, sino que también nos corrige. Corrige nuestro andar, y esto también produce la transformación en nosotros. Interiormente sufrimos un cambio metabólico; exteriormente somos corregidos.
(Esfera divina y mistica, La, capítulo 4, por Witness Lee)