Durante los primeros años de mi vida cristiana siempre me parecía una difícil tarea exhortar a los creyentes nuevos a servir a Dios. Pensaba que tenía que esforzarme para convencerlos, rogarles y suplicarles que sirvieran a Dios. Pero Dios no ve las cosas como nosotros. Dios despojó del sacerdocio a los israelitas cuando éstos pecaron. A los ojos de El, el servicio es un gran privilegio y un alto honor. Si un hombre comete una falta o vuelve atrás, Dios le quita el sacerdocio. La intención de Dios no es persuadir al hombre ni rogarle que le sirva, ni procurarse la aprobación del hombre. Ser llamado por Dios al sacerdocio es un honor para el hombre, no para Dios.
Aquellos que ofrecieron fuego extraño en el Antiguo Testamento fueron consumidos por fuego. Algunos murieron cuando entraron al lugar santo; otros murieron cuando trataron de ofrecer sacrificios a Dios. Dios no permitiría que nadie, salvo los sacerdotes, se acercara a El. Ante El, el sacerdocio es una comisión solemne que El ha puesto en el hombre. El le otorga gloria y honor al hombre y lo eleva cuando lo llama al sacerdocio. Una persona podía morir si tomaba voluntariamente el sacerdocio según su propio deseo. Uza, quien extendió su mano para impedir que el arca se cayera, fue fulminado inmediatamente.
Hay muchas personas que creen que le hacen un favor a Dios cuando le sirven. En décadas pasadas me sentía incómodo cuando los predicadores imploraban a los creyentes en las reuniones de avivamiento que sirvieran a Dios. Hay quienes dan una pequeña cantidad de dinero a Dios y piensan que le están ayudando. Muchos se dedican a servir a Dios y piensan que de esa manera lo honran. Otros piensan que rinden un gran honor a Dios cuando abandonan una insignificante posición en el mundo. En sus corazones es como si dijeran: “¡Yo, una persona tan importante, lo abandono todo para servir a Dios hoy!” Algunos abandonan su insignificante carrera y creen que con ello exaltan al Señor. Pero ¡esto es ceguera! ¡Esto no es más que insensatez y oscuridad!
(Mensajes para creyentes nuevos: Sacerdocio, El #23, capítulo 1, por Watchman Nee)