Enseñanza de los apóstoles, La, por Witness Lee

LO QUE LA SECCION CELESTIAL DEL REINO DE MIL AÑOS DEBE SER PARA LOS CREYENTES EN LA EDAD ACTUAL Y LO QUE SERA PARA LOS CREYENTES EN LA EDAD VENIDERA

La sección celestial del reino de mil años debe ser un ejercicio y un aliento para los creyentes neotestamentarios que viven en la edad actual (2 Ti. 4:1, 18b; 2:12a). La manifestación del reino de los cielos, que será la sección celestial del reino de mil años, es la recompensa, el premio, para los vencedores. También es un ejercicio. Hoy día muchos cristianos son salvos y aman al Señor hasta cierto grado. Ellos creen que esto es suficiente. Ellos están agradecidos por la gracia y la misericordia del Señor, pero carecen de un ejercicio firme para seguir al Señor.

Si conocemos la verdad, no nos complaceremos por entender que hay un premio para nosotros. Los atletas de los juegos olímpicos pasan por un riguroso entrenamiento y ejercicio a fin de ganar el premio. Si ellos no se ejercitan, pierden el premio por el cual están compitiendo. Muchos cristianos perderán la recompensa del Señor debido a su complacencia.

La segunda epístola a Timoteo fue la última carta de Pablo. En el primer capítulo, él dijo que todos los creyentes que estaban en Asia lo habían abandonado (v. 15). Ellos habían abandonado su ministerio. Algunos, como Himeneo y Fileto, habían hablado palabras que eran como gangrena que dañaba e infectaba a los santos (2:17). Alejandro el calderero le había causado muchos males a Pablo (4:14) para hacer daño a su ministerio. Incluso Demas, que había sido colaborador de Pablo, le había abandonado (v. 10). Estas situaciones eran muy desalentadoras, pero pese a esos sufrimientos Pablo tenía en vista la aparición del Señor y Su reino. En 2 Timoteo 4:1 Pablo le dijo a Timoteo: “Delante de Dios y de Cristo Jesús, que juzgará a los vivos y a los muertos, te encargo solemnemente por Su manifestación y por Su reino”. El reino venidero o bien será una recompensa para nosotros o bien lo perderemos. En 2 Timoteo 4:18 Pablo declaró: “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me salvará para Su reino celestial. A El sea gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Esta fue una declaración triunfante que Pablo hizo, sin embargo, en el mismo capítulo él nos dijo que iba a sufrir el martirio: “Porque yo ya estoy siendo derramado en libación, y el tiempo de mi partida está cercano” (v. 6). Pablo se dio cuenta de que el César, Nerón, podría matarlo, pero que aquello nada significaba para él porque el Señor le guardaría para Su reino. Esto es el ejercicio y el aliento relacionados con el reino.

Por un lado, el reino de mil años debe ser un ejercicio para nosotros, y por otro, debe ser un aliento para nosotros. Algún día seremos examinados y medidos con relación a si hemos de recibir la recompensa del reino o si hemos de perderla, y recibir algún castigo. Este es un asunto muy serio. La sección celestial del reino de mil años será una recompensa para los creyentes vencedores y una pérdida a manera de castigo para los creyentes derrotados. Mateo 24:46-47 y 25:19-23 muestran cómo los infieles, los esclavos derrotados de Cristo, serán castigados. Cuando Cristo venga de nuevo, los derrotados serán echados a las tinieblas de afuera donde será el lloro y el crujir de dientes (25:30).

(Enseñanza de los apóstoles, La, capítulo 11, por Witness Lee)