Salvación en vida presentada en Romanos, La, por Witness Lee

APRENDER EL SECRETO MEDIANTE LAS DIFICULTADES EN EL RECOBRO DEL SEÑOR

Hace seis meses un hermano insistió en verme y trató de tener comunión conmigo en cuanto al problema actual en el recobro del Señor. Le dije a ese hermano que yo había estado en la vida de iglesia por cincuenta y ocho años y había llegado a familiarizarme con ese tipo de asuntos. Éstos se asemejan a los ciclos del metabolismo del cuerpo; después de cierto tiempo el cuerpo se enferma temporalmente.

Durante los dieciocho años que estuve en la China continental, el hermano Nee era responsable del ministerio de la palabra. Durante esos dieciocho años, vi al menos cuatro tormentas. En 1949 nos mudamos a Taiwán y comenzamos la obra allí. En este periodo de cuarenta años, el ciclo de tormentas ha sido menos frecuente. Sin embargo, siempre ha ocurrido una tormenta cada diez años aproximadamente. La semilla del primer problema fue plantada en 1957. Para 1959 la semilla casi había brotado. Este incidente tuvo mucho que ver con mi carga de ir al Occidente.

En 1962 yo tenía claro que el Señor quería que tomara la carga de empezar la obra de Su recobro en los Estados Unidos. Permanecí allí hasta 1965, cuando regresé a Taiwán con el objeto de aclarar la situación. La iglesia, en ese entonces, estaba siguiendo los mensajes del Evangelio de Juan. En el capítulo 2 el Señor les dijo a los judíos: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (v. 19). En esa ocasión les dije a los hermanos y hermanas que si la obra en Taiwán provenía del Señor, aunque el hombre fuera capaz de destruirla, el Señor la levantaría de nuevo en resurrección.

Debemos ver que no existe un mar donde no haya tormentas, ni un ser humano que nunca se enferme. Algunas enfermedades hacen que el hombre se debilite. Otros tipos de enfermedades con el tiempo fortalecen a la persona. Todos los padres saben que un niño debe pasar por algunas enfermedades para que éste pueda crecer apropiadamente. Si un niño casi nunca se enferma, puede morir cuando finalmente se enferme. Esto se debe a que carece de un sistema de defensa contra las enfermedades. Por esta razón, aunque no es bueno enfermarse, no debemos temerle. Yo tengo ochenta y seis años, y he pasado por muchas enfermedades graves. Primero contraje tuberculosis, luego tenía problemas estomacales y finalmente tuve una úlcera. Después de pasar por varias enfermedades graves, he llegado a ser aún más fuerte que antes. Así que, no le teman a las dificultades. Las dificultades son muy beneficiosas para el crecimiento orgánico de la iglesia.

(Salvación en vida presentada en Romanos, La, capítulo 4, por Witness Lee)