DIOS HACE QUE LOS CREYENTES TENGAN VIDA
A FIN DE QUE REINEN EN VIDA
Dios no sólo hace que los creyentes tengan vida, sino que además reinen en vida. Romanos 5:17a dice: “Si, por el delito de uno solo, reinó la muerte por aquel uno...”. La muerte reina en nosotros como si fuese un rey. Este rey nos pone a muerte a propósito. Debido a la transgresión de Adán, nosotros, sus descendientes, adquirimos un rey que ha obtenido el control sobre nosotros y que reina sobre nosotros. El versículo 17b dice: “Mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”. La justificación es un don (v. 16), y la gracia abunda. De esta gracia abundante procede un don. Ese don es la justicia. Nosotros, los que hemos heredado la justicia, reinaremos en vida por uno solo, Jesucristo. El rey anterior está muerto. El rey posterior es todo aquel que recibe la gracia para ser justificado.
Pero ¿podemos nosotros reinar? La muerte es más que apta para reinar. Nosotros, quienes somos los reyes, no sabemos cómo ser reyes. Somos semejantes a Pu-ye, el último emperador de la dinastía Ching, quien fue nombrado emperador a los tres años de edad. Aunque él era un rey, no sabía cómo ser rey. Él necesitaba un protector para que le ayudara a ser rey. Nosotros, los que hemos sido salvos y justificados, somos verdaderamente reyes, pero no sabemos cómo ser reyes. Así que, únicamente podemos ser reyes por medio de uno solo, de Jesucristo, quien nos imparte vida. Por una parte, es por uno solo. Por otra, es al reinar en vida.
Debemos aprender a estudiar la Biblia de esta manera. Tenemos que descubrir quienes son los dos reyes mencionados en Romanos 5:17. El nombre del primer rey es la muerte. El nombre del segundo lleva su nombre. ¡Hoy nosotros somos los reyes! La razón por la cual somos reyes es debido a que somos salvos y hemos sido justificados. No sólo somos salvos, sino que hemos recibido un don grandioso, el don de la justicia. La gracia que hemos recibido no es poca gracia, sino la abundancia de la gracia. Ésta es comparable al océano que abunda. No es como una taza de té, que al darle dos sorbos se termina. Esta gracia es como el océano. En esta gracia inagotable, Dios nos ha concedido un don: la abundancia de la justicia. La justicia no es otra cosa que Dios mismo en Cristo dado a nosotros. Además, Dios desea que nosotros reinemos. Él quiere ayudarnos a reinar en vida mediante un solo hombre, Jesucristo, y mediante Su vida.
Cuando vayan a todas las aldeas, deben enseñarles a las personas de esta manera. No traten de abarcar tanto. Tendrán más éxito si les enseñan estos diez bosquejos en cuatro a seis meses. Esto hará que tengan una visión más amplia y les dará un entendimiento en cuanto a la salvación y a la Biblia. Ellos también podrán aprender muchos términos espirituales. Todo depende de que ustedes les hablen estos asuntos con claridad y exactitud.
Al subyugar la insubordinación del pecado,
la muerte y de todas las cosas negativas
que pertenecen al pecado y a la muerte
Todo tipo de adicción, tales como el alcoholismo, los juegos de azar o ir al cine, proviene del pecado. Además, toda clase de adicción es un tipo de rebelión. Cuando un hombre se hace adicto al opio, no puede vivir sin el opio. El hecho de consumir opio está relacionado con la rebelión. Cuando alguien se enoja, esto también está relacionado con la rebelión, es algo relacionado al pecado. Cuando un niño no quiere obedecer o es travieso, decimos que es rebelde. Según la condición caída del hombre, éste es rebelde por naturaleza. Él lleva la rebeldía en sus propios huesos e incluso cada uno de sus cabellos es rebelde. Esta rebelión trae consigo la insubordinación.
El pecado reina para introducir la muerte,
y la muerte reina por medio de los pecadores
al causar que éstos pierdan todos sus derechos
El pecado reina para introducir la muerte, y la muerte reina por medio de los pecadores. Por ejemplo, cuando una pareja discute, el hombre se convierte en rey y la mujer en reina. No sólo llegan a ser reyes en su voz, ojos y pestañas, sino que incluso cada uno de sus cabellos en su cuerpo llega a ser rey. La familia entera se convierte en una banda de reyes rebeldes. Para cuando ellos terminen de discutir, habrán perdido el deseo de vivir. Esto se debe a que el reinado de la muerte y el pecado causa que el pecador pierda todos sus derechos.
La gracia reina por la justicia para vida eterna,
y la vida eterna mediante Jesucristo
causa que los creyentes reinen
Todos sabemos que la gracia es dulce. Pero la gracia no posee autoridad. Por consiguiente, la gracia reina mediante la justicia. Dios nos da gracia y Él también nos da justicia. Hoy en día tenemos tanto la gracia como la justicia. La gracia reina mediante la justicia, o sea, mediante Dios mismo. Como resultado de ello, el hombre obtiene la vida eterna. Esta vida eterna causa que los creyentes reinen mediante Jesucristo. Romanos 5:21 dice: “Así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”. Finalmente, los creyentes reinan en esta vida eterna mediante Jesucristo.
Introducir el reinado de Dios
Cuando los hermanos y hermanas casados estén a punto de pelear y discutir entre sí, deben declarar que ellos reinan mediante Jesucristo. Ellos deben declarar que no van a discutir más. Esto introducirá el reinado de Dios. Cuando en una familia los padres discuten todo el tiempo, los hijos se vuelven desobedientes, y toda la familia cae en una situación de rebeldía. Esta familia pierde la gracia y el derecho a la bendición de Dios. Lo que sucede en una familia también sucede en la iglesia. No pensemos que discutir es algo insignificante; el argumento es una forma de rebelión. Los argumentos que tienen razones válidas son rebelión. Los argumentos que no tienen razones válidas también son rebelión. ¿En qué consiste entonces la obediencia? La obediencia consiste en no argumentar y guardar silencio. Debido a que yo me someto a la autoridad de la cabeza, todo nuestro cabello, lengua, labios y dientes se someterán a mí. Ellos ya no discuten y yo reino. Esto introduce el reinado de Dios, el cual se expande y llega a ser el reino de Dios.
Expandirse a fin de ser el reino de Dios,
el cual es el aumento de Cristo
como la semilla del reino de Dios
El reinado que es introducido como resultado de que nosotros reinemos en vida es la expansión de Cristo en nosotros. Cristo está en nosotros como vida. Cuando nuestro compañero o nuestro cónyuge esté discutiendo acerca de algo, y nosotros nos contenemos de hacer lo mismo, estaremos permitiendo que Cristo reine en nosotros y se expanda en nuestro interior.
Según Marcos 4 y Mateo 13, el reino de Dios es el propio Señor Jesús quien se ha sembrado en los creyentes como la semilla de vida. Esta semilla se desarrollará hasta llegar a ser una esfera, la cual es el reino de Dios. Este reino se expandirá hasta el fin de la era. Al final del dominio gentil, existirá la condición descrita en Daniel 2 con respecto a la gran imagen. La piedra cortada no con mano es el Señor Jesús (v. 34). Él descenderá del cielo, herirá la gran imagen y la desmenuzará en pedazos (v. 35). La piedra llegará a ser un gran monte que llenará toda la tierra (vs. 31-35). El gran monte constituye la expansión de esta piedra.
Todos esperamos que el Señor regrese pronto. No obstante, debemos permitirle que Él expanda Su reinado en nosotros. Cuanto más Él se expanda en los creyentes, más rápido Él regresará. El hecho que Él regrese más pronto depende de que nosotros le permitamos expandirse en nuestro ser. Esto es el reino de Dios.
(
Salvación en vida presentada en Romanos, La, capítulo 7, por Witness Lee)