Vida necesaria para la predicación del evangelio elevado, La, por Witness Lee

BUSCAR PRIMERO SU REINO Y SU JUSTICIA

Antes de continuar nuestra comunión con respecto a Cristo como el significado de la vida humana, repasemos algunos puntos mencionados en los capítulos anteriores. Hemos visto que el hombre, el significado del universo, es la expresión de Dios y Su representante. En cuanto a estos dos puntos, tenemos dos palabras maravillosas. La primera palabra es imagen. Tenemos la imagen de Dios. La otra palabra es dominio. Tenemos el dominio de Dios.

En el Evangelio de Mateo, que es el libro del reino, tenemos la palabra reino: el reino de los cielos. El reino de los cielos sencillamente equivale al dominio de Dios. Por consiguiente, reino y dominio se refieren a la misma cosa. Cuando el hombre cayó, cayó del dominio, el reino, de Dios, no de los cielos. Así que, el hombre debe volver al dominio de Dios, no a los cielos.

Dominio es una palabra del Antiguo Testamento que se usó en el primer libro del Antiguo Testamento. Pero en el primer libro del Nuevo Testamento se usó la palabra reino. “Arrepentíos, porque el reino ... se ha acercado” (Mt. 3:2). Usted tiene que darse cuenta de que cayó del dominio, del reino. Ahora debe volverse al dominio, al reino. No piense tanto en los cielos. Desafortunadamente, el cristianismo predica mucho acerca de los cielos. Pero Juan el Bautista no dijo: “Arrepentíos, porque los cielos se han acercado. Vuelvan al cielo su hogar”. Al contrario, le exhortó al pueblo a arrepentirse por el reino. El reino es el dominio del cual usted cayó. Ahora necesita volver a la esfera de la cual cayó, a saber, el reino, el dominio.

Luego en el libro de Mateo también tenemos la frase la justicia de Dios, la cual equivale a la imagen de Dios mencionada en Génesis 1. Tener la justicia de Dios no significa meramente estar bien con Dios, sino estar bien conforme a lo que Dios es. Estar bien con Dios es algo, pero estar bien conforme a Dios es otra cosa. Las personas religiosas dan mucho énfasis al asunto de estar bien con Dios, pero muchas veces ignoran el asunto de estar bien conforme a lo que Dios es. Así que, ¿cuál es la diferencia entre estas dos cosas?

Les daré un pequeño ejemplo. Pedro recibió la revelación de Cristo como Hijo del Dios viviente (Mt. 16:16-17). También recibió la visión del Jesús transfigurado y glorificado (17:1-5) y aun experimentó el derramamiento del Espíritu el día de Pentecostés (Hch. 2:1-41). Pero, en Hechos 10 Pedro fue muy religioso. El se subió a una azotea para tener su tiempo de oración. Mientras oraba, le sobrevino un éxtasis (vs. 9-10). En su éxtasis, recibió una visión: “Descendía un objeto semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos y reptiles de la tierra y aves del cielo” (vs. 11-12). Estos animales o bestias eran considerados por los judíos como comunes e inmundos según las ordenanzas del Antiguo Testamento. Pero le vino una voz a Pedro, diciendo: “Levántate, Pedro, mata y come” (v. 13). Pero, ¿qué dijo Pedro? El dijo: “Señor, de ninguna manera”.

Dijo de ninguna manera según su concepto religioso. Pedro no se condujo de la manera que correspondiera con Dios. En lugar de eso, se comportó conforme al concepto religioso que se pasaba para adelante desde el tiempo de sus antepasados por muchas generaciones. Pero el Señor le dijo: “¡Come!” Parece que el Señor estaba diciendo: “Pedro, tú no debes ser recto conforme a tu religión. Debes ser recto conforme a Mí. Hoy es el día de Cristo, no de la religión”.

No es fácil salir de nuestros conceptos religiosos. Pedro le dijo que no al Señor tres veces (vs. 14-16). El era religioso, pero no estaba en el dominio del Señor. Estaba en su propio dominio. No atendió a lo que el Señor dijo. Fue el Señor quien le habló. No fue una voz del infierno; fue la voz del cielo. ¿Pueden creer que Pedro se atrevió a decirle que no a la voz del cielo? Si hubiese sido una voz proveniente de abajo, del sótano, a la azotea, hubiese estado bien que Pedro dijera que no. Pero fue una voz del cielo, y Pedro desobedeció.

Hermanos y hermanas, deben ver que la religión es engañosa. Ustedes no saben cuánto han sido engañados por sus viejos conceptos religiosos, ni tampoco se han dado cuenta de lo mucho que están absortos con la religión que heredaron de sus antepasados. Las cosas materiales y morales son engañosas, pero más aún las cosas religiosas. Yo diría que las cosas espirituales son las más engañosas.

Es fácil ver que son engañados por cosas materiales. Pero no le es tan fácil a usted ver que puede ser engañado por las cosas religiosas y aun las espirituales. Satanás utiliza todas las cosas, ya sean materiales, morales, religiosas o espirituales, para apartarlo del dominio de Dios. A Satanás no le importa si usted es materialista, moral, religioso o espiritual. Sólo quiere que usted sea apartado del dominio de Dios. Mientras usted no esté en el dominio de Dios, todo lo que sea y todo lo que haga está bien con Satanás. Oh, ¡cuán sutil es el enemigo! Actualmente, el enemigo no solamente utiliza las cosas materiales sino también la religión y la así llamada espiritualidad para engañarlo. El hace que usted sólo se preocupe por ser religioso, piadoso y ser espiritual, pero que no se preocupe por la autoridad de Dios.

El Señor le dijo a Pedro que “matara y comiera”. Pero Pedro dijo: “Señor, de ninguna manera; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás”. Sin duda, Pedro estaba equivocado, y no habría habido rescate para él si se hubiera equivocado intencionalmente. Pero debido a que estaba mal sin ninguna intención, hubo rescate para él. Después, vio que la edad había cambiado. Se dio cuenta de que ya no debía guardar sus conceptos religiosos. Sólo debe atender a lo que dice el Espíritu. Finalmente, salió a comer las cosas inmundas. Esto significa que fue a visitar a la familia de Cornelio (Hch. 10:17-33). Comer es asociarse con la gente (vs. 13, 28). Los judíos consideraban inmundos a Cornelio y sus familiares e íntimos amigos porque eran gentiles. Pero Pedro salió a “comérselos”, a asociarse con ellos, a predicarles la palabra de Dios.

Cuando Pedro volvió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión, preguntándole por qué comía con los incircuncisos (Hch. 11:2-3). Pedro se condujo sabiamente cuando fue a la casa de Cornelio. Seis hermanos de Jope lo acompañaron (10:23; 11:12), así que fueron un total de siete personas. Por lo tanto, al tener a los seis hermanos como testigos de su palabra, Pedro les contó toda la historia a los hermanos de Jerusalén y fue vindicado (vs. 4-18). Este ejemplo nos muestra que es posible ser religiosos y estar fuera del dominio de Dios. Tenemos que ser rectos día y noche conforme a lo que Dios es y conforme a lo que dice, no según nuestro concepto u opinión religiosa.

Así que, en Mateo tenemos el reino que equivale al dominio de Dios y la justicia que equivale a la imagen de Dios. Además, en Mateo, en el así llamado Sermón del monte, el Señor Jesús dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto” (5:48). El Señor no dijo que debemos ser perfectos conforme a lo que la ley de Moisés nos enseña. Ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto significa que debemos ser la expresión del Padre. Somos los hijos del Padre, así que tenemos que ser iguales al Padre. Ser iguales al Padre tiene como fin expresar al Padre. Esta es la expresión, la imagen. Ahora usted puede entender lo que el Señor quería decir cuando dijo: “Mas buscad primeramente Su reino y Su justicia” (6:33). Esto sencillamente quiere decir que necesita buscar el dominio de Dios y la imagen de Dios. Esto es volver al principio mismo de la Biblia. Usted cayó de Génesis 1, así que tiene que volver allí. Usted cayó del dominio y de la imagen de Dios, así que debe volver al dominio y la expresión de Dios.

El evangelio de Dios no se trata de arrepentirse para ir al cielo o para ser perdonados de nuestros pecados. El evangelio de Dios tiene la intención de que volvamos a la condición original de la cual caímos. Mateo, el primer libro del Nuevo Testamento, nos lleva a Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento. Todos tenemos que volver a Génesis 1. ¿Qué significa esto? Significa que debemos volver al propósito original de Dios. El propósito original de Dios era que el hombre le expresara y fuera Su representante. Pero de estos dos puntos principales el hombre cayó. Ahora necesita regresar a estos dos puntos. Por muchos siglos, el cristianismo ha estado escaso de esto. Pero yo tengo la seguridad y una profunda convicción que el Señor hoy va a recobrar estos dos puntos principales.

(Vida necesaria para la predicación del evangelio elevado, La, capítulo 4, por Witness Lee)