Vida necesaria para la predicación del evangelio elevado, La, por Witness Lee

EL DESEO DE TENER UNA VIDA COMUNAL VIENE DE DIOS

Hoy en día no sólo en los Estados Unidos sino también en muchos otros países de esta tierra, los jóvenes desean tener algún tipo de vida comunal. Este deseo viene de nuestra constitución natural. En nuestra constitución, nuestra vida natural, existe cierto deseo de tener una comunidad en la cual podamos vivir con otros.

Supongamos que usted lo tiene todo. Tiene educación, dinero, la mejor casa y el mejor carro. Obtuvo lo mejor de todo. Pero si le dijeran que fuera a la cima de una montaña y viviera por sí mismo, ¿lo haría usted? Ninguno de nosotros lo haría, porque aun si tuviéramos lo mejor de todo, nos encontraríamos muy solos. Nosotros los seres humanos necesitamos estar en una comunidad. Por consiguiente, este deseo de tener una vida comunal es parte de nuestra naturaleza. Dios nos creó de esta manera.

En Génesis 1:26, Dios dijo primero: “Hagamos al hombre”, y luego dijo: “Y señoree”. En el hebreo hombre es singular, pero el verbo de la segunda frase es plural. ¿Creó Dios a un hombre o a muchos hombres? Algunas personas creen que es fácil entender la Biblia. Por un lado la Biblia sí es sencilla, pero por otro, es bien difícil de entender. ¿Por qué Dios usó el sustantivo singular hombre y luego un verbo plural? ¿Creó a un hombre o a muchos hombres? La respuesta es lo siguiente: Dios creó a muchos hombres en uno solo. O se puede decir que Dios creó a un hombre con muchos hombres. Esto quiere decir que según la intención de Dios, el hombre es corporativo. Dios no creó a Adán, luego a Abraham, luego a David, etc. Dios creó a un hombre corporativo: un hombre con todos los hombres. Lo que Dios hizo según Su intención fue algo corporativo. Así que, todos tenemos que darnos cuenta de que nuestro deseo de tener una vida comunal fue algo creado en la naturaleza humana por Dios.

Cada ser humano en su naturaleza tiene el deseo de vivir con otros. Consideren los niños de su vecindario. Si uno trata de encerrar a cada uno de ellos en sus casas, esto les hará sufrir mucho. A ellos les gusta salir para hacer amigos. Les gusta estar en una comunidad. Dios creó al hombre con una naturaleza y con el deseo de tener una vida comunal como preparación para la vida de iglesia. La vida de iglesia es una vida comunal, una vida corporativa. La vida de iglesia es la vida de la comunidad adecuada.

Veamos un ejemplo. Muchas veces usted tiene sed. ¿Qué significa tener sed? La sed es el sentir causado por el deseo de beber algo. Supongamos que usted no tiene deseos de tomarse nada, pero yo le pido que tome algo; eso sería como un castigo para usted. Usted sufriría mucho. Pero, ya que Dios creó en usted un deseo de beber y por eso a usted le da sed, está dispuesto a beber sin que nadie lo obligue.

Del mismo modo, en la obra creadora de Dios, El nos creó con el deseo de una vida comunal. Pero, debido a la caída, esta vida comunal fue arruinada y dañada cuando llegaron los tiempos de Babel (Gn. 11:1-9). Babel significa confusión. En Babel, muchas lenguas diferentes llegaron a existir, y suscitaron divisiones entre la raza humana. Como consecuencia de esto, se introdujeron el odio y la enemistad entre los pueblos distintos con sus lenguas diferentes.

El Señor Jesús cumplió la redención en el Nuevo Testamento para que la gente pudiera volver al propósito original de Dios. En Hechos 2 vemos que en el día de Pentecostés todas las personas y todas las lenguas distintas llegaron a ser uno (vs. 5-11). Ellos fueron devueltos a la condición original de la unidad. Esto no sólo fue un recobro, sino otra creación. Efesios 2:15-16 nos dice que en la cruz Cristo abolió todas las ordenanzas y dio muerte a la enemistad que hubo en el pueblo con el propósito de crear un nuevo hombre.

La Biblia nos dice que primero Dios creó a un hombre, y que luego Cristo creó a un nuevo hombre. En la Biblia hay dos creaciones: la vieja creación de Dios y la nueva creación de Cristo. Dios, en Su vieja creación, creó a un hombre; Cristo, en Su nueva creación, creó un nuevo hombre.

Hermanos y hermanas, tenemos que darnos cuenta de que en el nuevo hombre creado por Cristo tenemos algo en común. Primero, en el nuevo hombre tenemos una vida en común. En Cristo todos tenemos la misma vida, y con esta vida en común tenemos una naturaleza y un deseo en común. Inmediatamente después de ser salvos, dentro de nosotros percibimos el deseo de contactar a otros cristianos auténticos para tener comunión con ellos. Este es el deseo por una comunidad, una vida comunal. La vida de iglesia es la verdadera vida comunal.

(Vida necesaria para la predicación del evangelio elevado, La, capítulo 6, por Witness Lee)