EJERCITARNOS PARA AVANZAR EN LA PALABRA
DEL SEÑOR Y PARA ORAR
Por lo tanto, debemos ejercitarnos para hacer dos cosas. Primeramente, debemos ejercitarnos para avanzar en la palabra del Señor. Muchos de ustedes han ido a la universidad, y su vocabulario y manera de expresarse tiene un estilo universitario. Esto no lo han adquirido en dos días ni tampoco en tres; les ha requerido por lo menos cuatro años, u ocho semestres, en un ambiente universitario en el cual han recibido la influencia de textos, instrucción y maestros apropiados. Después de cuatro años ustedes han adquirido un estilo y carácter propio de universitarios. No sólo se comportan de esta manera, sino que además interiormente tienen un contenido. Si durante este tiempo que estamos cambiando el sistema, cada uno de nosotros es fiel y todos se esfuerzan, si todos laboran en la Palabra y oran concienzudamente, creo que después de tres o cuatro años todos los hermanos y hermanas entre nosotros tendrán un porte “universitario” espiritual. En ese momento, ustedes no sólo estarán dispuestos y serán capaces de hablar, sino que también tendrán mucho de qué hablar. Ustedes tendrán algo real, y no simplemente dirán: “Es bueno creer en el Señor Jesús. Si usted cree en Él, tendrá paz y gozo. Yo antes hacía enojar a mi esposa, pero ahora ya no tiro los palillos que uso para comer”. Debido a que hoy en día la mayoría de las personas son, en cierto modo, filosóficas en su modo de pensar, a nadie le gusta escuchar este tipo de palabras. En vez de ello, debe predicarles las verdades de la Biblia como evangelio.
El año pasado, cuando estuve en Texas, invitaron a la reunión a unos doscientos o trescientos chinos, la mayoría de los cuales tenían doctorados. Yo les prediqué el evangelio y les di un mensaje titulado “El Dios Triuno que se imparte a Sí mismo en el hombre tripartito”. Ellos escucharon con mucho interés y se veían fascinados mientras les hablaba. Por la misericordia del Señor, hemos excavado las verdades fundamentales e incluso las cosas profundas y misteriosas de la Biblia, y también hemos puesto todas estas cosas en libros impresos. Mi único temor es que los hermanos y hermanas no sientan interés por estas cosas, y aun si tuvieran algún interés, esto no les serviría de nada si no laboran. Espero que entre los cien de ustedes que están en esta reunión, al menos sesenta, incluyendo a los más ancianos, estén profundizando en el estudio de la Biblia. No digan que ya tienen sesenta años, pues una persona de sesenta años todavía es muy joven. Si ustedes aprenden un poco más, todavía podrán ser muy útiles al Señor en los próximos veinte años. En síntesis, todos debemos laborar en la palabra del Señor.
No podemos seguir el camino viejo del cristianismo. El camino viejo del cristianismo delega la responsabilidad de hablar por el Señor completamente a los pastores. Muchos cristianos piensan que los pastores son los que han estudiado y que es a ellos a quien les corresponde hablar. Por esta razón, gastan dinero para contratar a un pastor que les dé el sermón dominical. Esto es completamente equivocado. Debemos derribar esto y animar a cada uno de nuestros hermanos y hermanas. Cada uno de ellos ama al Señor, cada uno de ellos ama la Palabra del Señor, y cada uno de ellos está dispuesto a laborar en el estudio de la Palabra. En su estudio, ustedes deben leer un libro de la Biblia, como por ejemplo, el Evangelio de Mateo, o pueden leer sobre un tema, como por ejemplo, la justificación por la fe.
(Todos pueden hablar la palabra de Dios, capítulo 1, por Witness Lee)