EL PODER DEL ESPIRITU
El, en el aspecto de Espíritu de poder fue derramado sobre los creyentes por el Cristo ascendido, en forma de viento recio, a fin de ser el poder que los reviste exteriormente para que propaguen el evangelio de Cristo (Hch. 2:2-4, 17-18, 33; 1:8). En primer lugar, Cristo infundió este Espíritu como suave aliento en los discípulos a fin de ser el Espíritu que morase en ellos. Ahora, en ascensión, El vertió el Espíritu como un viento recio, no para que fuera la vida de ellos, sino para que pudieran divulgar el evangelio en su ministerio. Necesitamos el Espíritu que está en nuestro interior como aliento para poder vivir; y necesitamos el Espíritu de poder derramado como viento para poder laborar.
(Diez 'unos' extremadamente cruciales para la edificación del Cuerpo de Cristo, Los, capítulo 4, por Witness Lee)