II. UN SOLO DIOS: UNA SOLA ECONOMIA
Dios existe en Sí mismo y para siempre (Ex. 3:14), y Dios es triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu (Mt. 28:19; 2 Co. 13:14). El Dios Triuno tiene un solo deseo en Su corazón (Ef. 1:5, 9). Según el deseo de Su corazón, Dios hizo Su economía eterna (1 Ti. 1:4b; Ef. 1:10; 3:9): hizo que el hombre fuera igual a El en vida y naturaleza pero no en Su deidad y llegó a ser uno con el hombre e hizo que el hombre fuera uno con El, y así se agrandó y se extendió en Su expresión, para que todos Sus atributos divinos fueran expresados en las virtudes humanas.
Dios lleva a cabo Su economía eterna en muchos pasos. Primero, creó al hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza (Gn. 1:26-27). Luego se hizo un hombre a Su imagen y conforme a Su semejanza. Se hizo hombre en Su encarnación para participar de la naturaleza humana (He. 2:14a). Llevó una vida humana para expresar Sus atributos mediante las virtudes del hombre. Experimentó una muerte todo-inclusiva y resucitó para producir al Hijo primogénito de Dios y hacerse el Espíritu vivificante (Ro. 8:29; Hch. 13:33; 1 Co. 15:45). Todo esto tuvo como fin que El se dispensara en Sus escogidos para regenerarlos consigo mismo como vida a fin de producir muchos hijos, muchos Dios-hombres (1 P. 1:3), para formar las iglesias con Sus muchos hijos y para edificar el Cuerpo de Cristo con Sus hermanos como los miembros a fin de que sea el organismo del Dios Triuno procesado y consumado, el cual tiene como consumación la Nueva Jerusalén, Su agrandamiento y expresión eternos.
Tal vez digamos que ya hemos oído la verdad en cuanto a la economía de Dios, pero no es suficiente sólo oír. Tenemos que presentar esta verdad a los demás, tenemos que presentarles mensajes. Pablo exhortó a Timoteo a quedarse en Efeso para exhortar a algunos a que no hablaran cosas que no fueran la economía de Dios (1 Ti. 1:3-4). Debemos ser controlados por la visión de la economía de Dios. No debemos hablar nada que no sea la economía de Dios.
(
Diez 'unos' extremadamente cruciales para la edificación del Cuerpo de Cristo, Los, capítulo 1, por Witness Lee)