Ahora veremos algo en cuanto al servicio práctico: el ministerio (Ro. 12:7a; 1 P. 4:10). Cuando hablamos del servicio práctico nos estamos refiriendo al ministerio práctico.
El servicio práctico, el ministerio práctico, en la iglesia es realizado por los diáconos y las diaconisas (1 Ti. 3:8-13; Fil. 1:1; Ro. 16:1). Los diáconos y las diaconisas son servidores. En 1 Timoteo 3:8-13 se nos dan los requisitos para ser diáconos y diaconisas.
El ministerio práctico es un servicio a los demás. Hechos 6:3 dice que se designaron siete diáconos con el fin de atender la necesidad concreta de servir a las mesas. Estos servidores estaban llenos del Espíritu y de sabiduría.
En 1 Corintios 12:28b se usa el término ayudas, el cual se refiere a los servicios de los diáconos y las diaconisas. Estos versículos nos muestran claramente que los santos en la iglesia local deben cuidar los unos de los otros. Si usted necesita algo, yo le debo servir. Si yo necesito algo, usted me debe servir. La vida de iglesia no consiste simplemente en celebrar reuniones. Servirnos mutuamente debe ser parte de nuestra vida comunitaria. Al comienzo de la vida de iglesia los que servían incluso se encargaban de servir a las mesas. Pablo usó el término ayudas de una manera muy general. Esta palabra abarca todas las cosas. Si un hermano no sabe dónde hay una barbería y usted le ayuda a encontrarla, éste es el servicio práctico y en esto consiste el amor fraternal. Poner en práctica la vida del Cuerpo de manera comunitaria consiste en ayudarnos mutuamente.
Nuestro servicio práctico debemos realizarlo como siervos, incluso como esclavos. Esto concuerda con Mateo 20:26-27. Aquellos que entre nosotros sean grandes deberán hacerse esclavos de los demás. Por lo menos debemos ser siervos que sirven a los demás.
(Lecciones básicas acerca del servicio, capítulo 11, por Witness Lee)