Ley y gracia de Dios en Su economía, La, por Witness Lee

III. EN LA ECONOMIA DE DIOS, LA GRACIA DE DIOS ES RICA, SE MULTIPLICA Y ES ABUNDANTE

A. La gracia de Dios y el gratuito don en gracia de Jesucristo, abundan para los muchos

En la economía de Dios, la gracia de Dios es rica, se multiplica y es abundante (Ef. 2:7; 1 P. 1:2b; 2 P. 1:2; Ef. 1:7b-8). Las riquezas de la gracia de Dios sobrepasan toda limitación. Estas riquezas son las riquezas de Dios mismo, las cuales disfrutamos. Además, la gracia de Dios y el gratuito don en gracia de Jesucristo han abundado para los muchos (Ro. 5:15b, 20b).

B. Agraciados en Cristo

Dios nos agració en Cristo con la gracia en Su economía (Ef. 1:6). La palabra agració aquí es un verbo que indica que hemos sido puestos en la posición de gracia, con el fin de que seamos el objeto de la gracia y del favor de Dios, es decir, con el fin de que podamos disfrutar todo lo que Dios es para nosotros.

C. Mediante la redención de Cristo

Un aspecto de la gracia de Dios en Su economía es que Cristo ha venido a ser nuestra redención, otorgándonos el perdón de nuestras ofensas (Ef. 1:7). Además, hemos sido justificados gratuitamente por la gracia de Dios, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Ro. 3:24). Mediante la redención efectuada por Cristo, ahora podemos disfrutarlo a El, quien es la gracia.

D. Por la fe de los creyentes

Por una parte, podemos disfrutar a Cristo como gracia por medio de Su redención; por otra parte, tenemos acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes (Ro. 5:2a). La fe resulta en nuestra justificación, y también por ella tenemos acceso a la gracia de Dios. En el griego, la frase creer en lleva el sentido de “entrar en”. Por ejemplo, aunque estuviéramos frente a un avión de propulsión a chorro, si no entramos en el avión, no podremos disfrutar del vuelo. Si usamos nuestra carne y la capacidad natural de ésta, no podremos disfrutar a Dios como la gracia, pero si “creemos en” Cristo, es decir, si “entramos en El”, tendremos acceso al pleno disfrute de la gracia de Dios.

(Ley y gracia de Dios en Su economía, La, capítulo 2, por Witness Lee)