Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 021-033), por Witness Lee

G. EN LA SALVACIÓN

En este mensaje consideraremos la persona de Cristo en la salvación. Algunos no conocen la diferencia entre la salvación y la redención. La redención es lo que Cristo ha logrado en la cruz. Cuando esta redención es aplicada a nosotros, ésta llega a ser nuestra salvación. La salvación, por tanto, es la aplicación de la redención lograda por Cristo en la cruz.

1. El Salvador

En la salvación Cristo es el Salvador. Él es el Salvador a fin de salvarnos. Con respecto a Cristo como Salvador, Lucas 2:11 dice: “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor”. En Juan 4:42 se hace referencia al Señor Jesús como Salvador del mundo. El Señor es el Salvador de la humanidad caída con base en Su persona y en Su obra redentora. Él es Dios mismo que se hizo hombre para ser nuestro Salvador, y Él ha logrado plena redención para nosotros los pecadores, redención por la cual Él puede salvarnos de la condenación de Dios y de nuestra condición caída. Lo que Él es y ha logrado le hacen plenamente apto para ser el Salvador capaz de salvarnos al máximo de todos nuestros problemas.

2. La salvación

Isaías 40:3 profetizó que Juan el Bautista vendría a preparar el camino para Cristo a fin de que Él viniese a ser la salvación de Dios para toda carne (Lc. 3:4-6). Cuando Cristo vino y como niño fue presentado a Dios, un anciano justo y devoto llamado Simeón bendijo a Dios a causa de Jesús como Aquel que es la salvación de Dios (Lc. 2:30). Cristo no solamente es el Salvador. Como Salvador, Él también es la salvación que Dios preparó para nosotros. Aparte de Él no hay salvación. Si le recibimos, de inmediato recibimos salvación. Cuando Zaqueo recibió al Señor Jesús, el Señor le dijo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa” (19:9).

3. La vida

En la salvación Cristo no solamente es nuestro Salvador objetivo, sino que también es nuestra vida subjetiva. En Colosenses 3:4 Pablo hace referencia a “Cristo, nuestra vida”. La expresión nuestra vida es indicio contundente de que debemos experimentar a Cristo en nuestra vida diaria. Cristo, y no nuestro yo, nuestra alma, debiera ser nuestra vida.

Si Cristo no es nuestra vida en nuestra experiencia práctica, entonces todo cuanto Él es, ha logrado y obtenido seguirá siendo objetivo para nosotros. Que Pablo use la expresión nuestra vida indica que nosotros y Cristo, e incluso Dios mismo, compartimos una misma vida. Dios, Cristo y los creyentes tenemos todos una misma vida. La vida de Dios es la vida de Cristo, y la vida de Cristo ha llegado a ser nuestra vida.

Afirmar que Cristo es nuestra vida significa que Cristo ha llegado a ser nosotros. Esto es sumamente subjetivo. Si Cristo no llega a ser nosotros mismos, entonces ¿cómo podría Él ser nuestra vida?

Cristo tiene que ser nuestra vida en términos prácticos y en relación con nuestra experiencia. Día tras día debemos experimentar a Cristo como nuestra vida. Debemos tener una misma vida y un mismo vivir con Él.

Romanos 5:10 dice: “Si siendo enemigos, fuimos en relación con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos en Su vida”. Este versículo abarca tanto la muerte reconciliadora de Cristo como la vida salvadora de Cristo. La reconciliación incluye la redención y la justificación. Cristo murió en la cruz para nuestra redención. Mediante la redención hemos sido justificados por Dios y fuimos reconciliados con Él. Ahora no hay nada que se interponga entre nosotros y Dios. Sin embargo, todavía tenemos un número de problemas subjetivos. Por esta razón, incluso después que fuimos reconciliados con Dios, todavía tenemos necesidad de ser salvos en la vida de Cristo.

Aunque ya fuimos salvos mediante la muerte de Cristo, todavía tenemos que ser salvos en Su vida. Por un lado, hemos sido salvos del infierno y del juicio de Dios. Esto fue logrado una vez y para siempre mediante la muerte de Cristo en la cruz. Por otro lado, todavía necesitamos ser salvos de muchos problemas que nos afligen al presente, incluyendo nuestro mal genio, nuestra manera de ser, nuestro orgullo y nuestro celo. Aunque necesitamos ser salvos de cientos de cosas, en el libro de Romanos Pablo trató con siete cosas importantes de las cuales necesitamos ser salvos.

Primero, necesitamos ser salvos de la ley del pecado (Ro. 8:2). Dentro de nuestra carne, nuestro cuerpo caído, opera espontánea y automáticamente la ley del pecado. Esta ley del pecado es el poder del mal que espontáneamente opera en nosotros.

La segunda cosa negativa de la cual tenemos que ser salvos en la vida de Cristo es la mundanalidad (Ro. 12:2a). Nacimos en un medio ambiente mundano y después fuimos criados para ser mundanos. La mundanalidad está en nuestro ser; por tanto, es un asunto subjetivo para nosotros, algo relacionado con nuestra manera de ser. El amor que sentimos por el mundo es un elemento de nuestra constitución intrínseca caída.

La tercera cosa es nuestra condición natural (Ro. 12:2b). Todos tenemos una vida natural y una manera de ser natural. Nuestra constitución intrínseca es natural. Todos estos elementos naturales son enemigos de Dios. Dios no tiene nada que ver con nuestro ser natural, nuestra vida natural, nuestra fuerza natural, nuestra manera natural de ser ni con nuestro poder natural. Estos elementos naturales se encuentran en lo profundo de nuestro ser, arraigados más profundamente que la ley del pecado. La ley del pecado se relaciona principalmente con nuestra carne, pero nuestro ser natural es nuestro yo. Por causa del propósito de Dios, es necesario que seamos salvos en la vida de Dios de nuestra condición natural.

También tenemos necesidad de ser salvos de nuestro individualismo, esto es, de ser personas individualistas (Ro. 12:5). Debido a que tenemos la tendencia a ser individualistas, ninguno de nosotros es naturalmente uno con otros. Dios no desea un grupo de creyentes individualistas; por el contrario, Él se ha propuesto edificar el Cuerpo para el cumplimiento de Su propósito. A fin de que este propósito sea llevado a cabo, nosotros debemos ser salvos del individualismo.

La vida de Cristo también nos salva de ser divisivos (Ro. 16:17). A nuestro hombre natural no le gusta ser uno con los demás. Ser uno con otros implica ser restringidos, estar atados y, a la postre, ser muertos. A lo largo de los siglos ha habido carencia de unidad entre los creyentes. En lugar de unidad, ha habido una división tras otra. Todas las divisiones surgen a raíz de este elemento divisivo presente en nuestra naturaleza caída.

La sexta cosa negativa de la cual debemos ser salvos es la semejanza propia. Al hablar de la semejanza propia, nos referimos a la apariencia y expresión de nuestro yo natural. Debemos ser salvos de la semejanza propia al ser conformados a la imagen del Hijo de Dios (Ro. 8:29). En tantos aspectos todavía no tenemos la semejanza de Cristo; en lugar de ello, somos portadores de la semejanza del yo. Por tanto, debemos ser salvos en vida de la semejanza propia y debemos ser conformados a la semejanza del Cristo glorioso.

Finalmente, debemos ser salvos de nuestro cuerpo natural (Ro. 8:23). A la postre, en la salvación completa que Dios efectúa, nuestro cuerpo será redimido, esto es, glorificado. Viene el día cuando nuestro cuerpo físico será transfigurado.

Todo cuanto Cristo logró en la cruz es un hecho objetivo, pero todavía necesitamos tener la experiencia subjetiva de este hecho, una experiencia en vida. Cristo murió en la cruz como nuestro Sustituto, pero todavía es necesario que nosotros nos identifiquemos con Él en Su vida. La única manera en que los logros de Cristo en sustitución nuestra puedan sernos aplicados en términos de nuestra experiencia consiste en que nosotros tengamos a Cristo como nuestra vida. En el Evangelio de Juan, Él dijo de manera definida y categórica: “Yo soy [...] la vida” (14:6). Ser salvos en Su vida en realidad equivale a ser salvos en la persona misma de Cristo. Siempre y cuando estemos en Él, estamos en el proceso de ser salvos en Su vida.

(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 021-033), capítulo 9, por Witness Lee)