II. EXPERIMENTAR Y DISFRUTAR A CRISTO
(GANARLO) EN SU MINISTERIO COMPLETO,
EN SUS TRES ETAPAS DIVINAS Y MISTICAS
Para ser un colaborador o un anciano, también debemos experimentar y disfrutar a Cristo (ganarlo, Fil. 3:8) en Su ministerio completo, en Sus tres etapas divinas y místicas. ¿Cómo podemos ser colaboradores y ancianos? Primero necesitamos conocer a Cristo; en segundo lugar, necesitamos experimentarlo y disfrutarlo, es decir, ganarlo, en Su ministerio completo. Primero tenemos el conocimiento, luego tenemos la experiencia y el disfrute. Experimentar y disfrutar a Cristo es ganarlo. En Filipenses 3:8 Pablo dijo: “...Cristo Jesús mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”. “Tener” no es suficiente; necesitamos “ganar”. Ganar a Cristo requiere que se pague un precio. Ganar a Cristo es experimentar, disfrutar y tomar posesión de todas Sus inescrutables riquezas al pagar un precio. Esto no es sencillo. Por tanto, después Pablo dijo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya haya sido perfeccionado; sino que prosigo ... no considero haberlo ya asido; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta” (vs. 12-14a). No es fácil ganar un juego, ni tampoco es fácil ganar la victoria en una guerra. Es necesario que prosigamos, olvidando lo que queda atrás y extendiéndonos a lo que está delante. Del mismo modo, necesitamos ganar a Cristo experimentándole y disfrutándole en Su ministerio completo.
A. En la primera etapa,
Su encarnación, que va desde
Su nacimiento humano hasta Su muerte
El ministerio completo de Cristo tiene tres etapas divinas y místicas. La primera etapa, Su encarnación, empezó cuando nació como ser humano y terminó cuando murió, e incluye toda Su vida humana. Por tanto, Su nacimiento humano, Su paso por la vida humana y Su muerte formaron la etapa de Su encarnación.
1. Introduce al Dios infinito en el hombre finito
Cristo, en Su ministerio completo en la primera etapa, la encarnación, introdujo al Dios infinito en el hombre finito. Algunos tal vez piensen que este punto es muy sencillo. Pero quizás usted sólo pueda decir que Cristo en Su encarnación introdujo a “Dios en el hombre”; no puede decir que introdujo “al Dios infinito en el hombre finito”. Este es nuestro idioma nuevo. Dios es infinito, y nosotros los seres humanos somos finitos. Cristo, en Su ministerio completo en la etapa de la encarnación, introdujo al Dios infinito en el hombre finito. Uno es infinito, y el otro es finito; ¿cómo pueden estos dos llegar a ser uno? De todos modos, Cristo llevó esto a cabo en Su ministerio. Esto es verdaderamente maravilloso.
En general, la mayoría de los cristianos sabe que en Navidad se celebra el nacimiento de Cristo nuestro Salvador. Pero no han visto nada del aspecto místico del ministerio completo de Cristo en la etapa de Su encarnación. Me preocupa y temo que tal vez muchos colaboradores y ancianos en el recobro del Señor no hayan entrado en estos asuntos significativos y profundos. Por eso, los demás no ven nada interesante en lo que usted dice, e incluso lo consideran algo trillado, algo que hasta los que no son cristianos han oído. Pero si usted usa el idioma nuevo para hablar de los asuntos vistos en la cultura nueva, diciendo que Cristo, en Su ministerio completo en la etapa de Su encarnación, introdujo al Dios infinito en el hombre finito, se entusiasmarán y tendrán interés en escucharle, porque esto es algo que no se encuentra en la cultura vieja, sino en la cultura nueva en la esfera divina y mística.
(
Cómo ser un colaborador y un anciano y cómo cumplir con sus deberes, capítulo 1, por Witness Lee)