LA ECONOMÍA Y LA IMPARTICIÓN DE DIOS
La economía de Dios es Su administración doméstica que consiste en impartirse a Sí mismo en Cristo a Sus escogidos a fin de obtener una casa, una familia, que podrá expresarlo, la cual es la iglesia, el Cuerpo de Cristo (1 Ti. 3:15). En el griego, la palabra que corresponde a economía, oikonomía, aparece tres veces en el libro de Efesios. En 1:10 y 3:9 se traduce como “dispensación”, mientras que en 3:2 se traduce como “mayordomía”. La dispensación de Dios se refiere a Su arreglo, el cual es Su plan o propósito, Su administración doméstica. Efesios 3:2 hace referencia a la mayordomía que le fue dada a Pablo. Como siervo de Dios, Pablo era un mayordomo de Dios, y Dios le dio a él un ministerio, un servicio, al cual se le llama la mayordomía. Con respecto a Dios, oikonomía se refiere al arreglo de Dios, al plan de Dios; pero con respecto a Pablo, oikonomía se refiere a la mayordomía de Pablo, al ministerio de Pablo, a su servicio. Así que, el plan de Dios, el arreglo de Dios, finalmente llegó a ser el ministerio de Pablo, la mayordomía de Pablo. En 1 Timoteo 1:3-4, Pablo le dijo a Timoteo que mandara a algunos que no enseñaran cosas diferentes, sino la dispensación, la economía, de Dios. Aquí significa que se debe enseñar el arreglo, el plan, de Dios.
Las palabras dispensación y dispensar se refieren a dos cosas distintas. Usamos la palabra dispensar en su sentido de dar, distribuir o impartir. Dios tiene una economía, y Su dispensar tiene como fin llevar a cabo Su economía. Dios lleva a cabo Su economía divina mediante este dispensar, o sea, mediante Su impartición divina. La economía de Dios es el plan y arreglo que emana del deseo y propósito de Dios. El dispensar, o impartir, de Dios es la impartición o distribución que se efectúa conforme al plan y arreglo de Dios.
La economía divina en la creación
Uno de los elementos que forman parte de la economía de Dios es Su creación de los cielos y la tierra. En Su creación fueron producidas tres categorías de la vida: la vida vegetal, la vida animal y la vida humana. Estas tres vidas le añaden belleza a la tierra. Los árboles del huerto no sólo eran buenos para comer, sino también agradables a la vista (Gn. 2:9). La vida animal también le añade belleza a la tierra. Sin embargo, sin la vida humana, la tierra carecería de sentido. La vida humana es la que da sentido a toda la tierra. No obstante, si el hombre no tiene a Dios, el universo pierde todo sentido, porque Dios es quien da sentido a la vida humana. Sin la vida de Dios, el universo carece de sentido, no tiene una meta ni un propósito definido. Dios tiene un propósito eterno. Si bien es cierto que los incrédulos desconocen cuál es el propósito de Dios, también es cierto que muchos de los que han sido cristianos por muchos años no saben cuál es el propósito eterno de Dios. No saben por qué Dios creó los cielos, la tierra o el hombre. Además, desconocen por qué Dios los salvó. A fin de conocer el propósito de Dios, debemos sumergirnos en las profundidades de la Biblia.
El nivel más profundo de la revelación divina
La Biblia contiene la revelación divina. Por esta razón, no es un libro tan sencillo, sino un libro muy profundo. Después que fui salvo, como joven cristiano que era empecé a amar la Biblia. Cuanto más la leía, más descubría que no la entendía completamente. Después de muchos años de estudiarla, he descubierto que la Biblia tiene al menos tres niveles. El primer nivel nos muestra que Dios nos ama. Debido a que nos ama, Dios nos da bendiciones, felicidad, paz y principalmente Su salvación. En respuesta a Su amor, nosotros amamos a Dios y Su Palabra. Esto nos lleva al segundo nivel. El segundo nivel es el de la moralidad, el comportamiento apropiado, el buen carácter y la espiritualidad. La mayoría de los cristianos se detienen en este punto, pero éste aún no es la parte intrínseca o más profunda de la Biblia. Aún queda otro nivel: la dispensación o impartición de Dios es el nivel más profundo hallado en la Biblia.
Podemos leer un versículo tal como Efesios 1:10, pero entendemos muy poco el significado de la palabra dispensación en este versículo. Versículos tales como Juan 3:16 fácilmente los entiende la mayoría de los cristianos, aunque sólo de manera superficial y poco profunda. Muchos tiene aprecio por la primera parte de Juan 3:16 que dice: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito”. Pero si uno les pregunta qué es la vida eterna, según se menciona en la segunda parte del versículo, son pocos los que tienen un entendimiento acertado. Algunos tal vez digan que la vida eterna se refiere a ir al cielo, a vivir en una mansión celestial y a andar por una calle de oro que está detrás de las puertas de perla, donde disfrutaremos de paz y bendiciones por la eternidad. Éste es un concepto casi totalmente errado de lo que es la vida eterna. La salvación de Dios que se predica en el cristianismo es correcta pero muy superficial. Por su parte, la salvación de Dios también tiene diferentes niveles. Algunos de éstos son: el perdón de pecados, el lavamiento del pecado, ser redimidos por la sangre, ser justificados por medio de Jesucristo y ser regenerados. Sin embargo, el nivel más profundo de la salvación de Dios es el plan que Dios tiene de forjarse a Sí mismo en Su pueblo creado, escogido, redimido y regenerado. El plan eterno de Dios consiste en forjarse a Sí mismo en Su pueblo escogido a fin de ser su elemento constitutivo.
(
Impartición divina par ala economía divina, La, capítulo 1, por Witness Lee)