Cómo estudiar la Biblia, por Watchman Nee

I. LOS PERSONAJES PRINCIPALES

En el Antiguo Testamento se mencionan muchos personajes, como por ejemplo: Adán, Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, David y Salomón. Debemos estudiar cuidadosamente la historia de estos hombres y conocer lo que de ellos se dice no sólo en el Antiguo Testamento sino también en el Nuevo.

La impresión general es que la historia de Adán se encuentra solamente en los capítulos dos y tres de Génesis. Pero cuando leemos detenidamente, vemos que también se habla de él en Romanos y en 1 Corintios, y lo que allí se dice es muy significativo. También Efesios 5 habla de Adán. Cuando estudiamos la historia de Adán, tenemos que conocer el lugar que ocupa en el plan de Dios, su creación, su estado inicial de inocencia y de ausencia de pecado, su relación con Eva, el juicio y la promesa que Dios le dio, su expulsión del huerto del Edén, su vida fuera del Edén, y finalmente, su relación con el postrer Adán. Si dedicamos tres o cuatro horas para estudiar esto en detalle, entenderemos muchos sucesos fundamentales de la Biblia.

Después de que terminemos la historia de Adán, debemos continuar con la historia de Abel. No solamente hallamos su historia en Génesis, sino también en Hebreos 11. Debemos leer todos los pasajes de la Biblia que hablen de Abel para encontrar el mensaje básico que Dios tiene para nosotros por medio de él. ¿Por qué acepta Dios a Abel y rechaza a Caín? Mucha gente cree que el sacrificio de Abel fue aceptado porque tenía sangre. Pero éste es un concepto basado casi exclusivamente en el Nuevo Testamento y no nos conduce a la raíz del motivo por el cual Dios aceptó el sacrificio de Abel. La responsabilidad del hombre en el huerto del Edén era cuidarlo y guardarlo. Después de que el hombre pecó, tuvo que labrar la tierra para conseguir su sustento. Por lo tanto, en su estado pecaminoso, no era correcto ofrecer de su sustento en sacrificio a Dios, que fue precisamente lo que hizo Caín. Parecía haber olvidado que había caído en pecado; por esta causa su ofrenda no fue aceptada. Si un hijo ofende a sus padres gravemente y se acerca a ellos como si nada hubiera sucedido, posiblemente sea rechazado. Dios no se complace en pecadores que actúan impasiblemente, como que si nada hubiese pasado. El problema de Caín fue que actuó como si nada hubiese sucedido. Pero Abel estaba consciente de la realidad del pecado. En ese entonces, los hombres no criaban ovejas para alimentarse de ellas. Los hombres empezaron a comer carne sólo después del diluvio (Gn. 9:3). En ese entonces sólo se criaban las ovejas para ofrecerlas como sacrificios a Dios. La oveja era inmolada y su piel era usada como vestido (3:21). Dios deseaba que el hombre tuviera presente que era pecador. Abel se acercó a Dios según este requisito, y Dios lo aceptó.

Podemos continuar de la misma manera con la historia de Noé y luego con la de Abraham, la de Isaac, la de Jacob, y así sucesivamente.

(Cómo estudiar la Biblia, capítulo 5, por Watchman Nee)