Estudio-vida de 2 Corintios, por Witness Lee

MIEMBROS DE CRISTO

Al leer el capítulo seis de 1 Corintios, ¿qué atraerá nuestra atención, las plumas o la carne? Las palabras de Pablo que condenan la fornicación constituyen una “verdad de pluma”. Cualquier persona ética y moral apreciará las palabras que Pablo expresó al respecto. Al leer este capítulo, algunos cristianos prestan atención al versículo 19, donde Pablo dice que nuestro cuerpo es templo de Dios y que debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo porque hemos sido comprados a un precio. Al leer este capítulo, otros centrarán su atención en lo que dice Pablo acerca de los litigios entre hermanos. Pocos reconocerían que el versículo clave de este capítulo es el versículo 15.

Algunos tal vez se pregunten por qué digo que el versículo 15 es el versículo clave, cuando he hecho tanto hincapié en el versículo 17. En el versículo 17, Pablo dice: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con El”. En el versículo 15, él dice: “Vuestros cuerpos son miembros de Cristo”. El versículo 17 explica lo que hace posible que nuestros cuerpos sean miembros de Cristo. Puesto que nuestros cuerpos son miembros de Cristo, no debemos darles otro uso que el debido. Nuestros cuerpos han sido unidos orgánicamente a Cristo y ahora forman parte de Cristo. ¿Cómo podríamos usar estos cuerpos santos para cometer pecado? Pero, ¿cómo pueden ser nuestros cuerpos miembros de Cristo? Esto es posible porque somos un solo espíritu con el Señor. Puesto que nuestro espíritu se ha unido al Señor como un solo espíritu, nuestro espíritu debe ser la parte predominante de nuestro ser. Entonces nuestro cuerpo debe estar bajo el control del espíritu y debe ser saturado por el espíritu. Primero, el espíritu llega a ser el espíritu de nuestra mente, y al final, llega a ser el espíritu de nuestro cuerpo. De esta manera nuestros cuerpos llegan a ser miembros de Cristo. En esto consiste la carne del capítulo seis de 1 Corintios.

(Estudio-vida de 2 Corintios, capítulo 19, por Witness Lee)