PARTICIPAR DEL ALIMENTO RICO
Tomemos algunos ejemplos de 1 Corintios para mostrar lo que queremos decir cuando hablamos de las plumas, la cáscara y la carne de la Palabra. En 1 Corintios 1:12 se dice: “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”. Este versículo habla de la división. En cuanto a la división, algunos maestros de la Asamblea de los Hermanos dijeron algo así: “En 1 Corintios 1:12, Pablo reprende a los que decían que eran de Cefas, de Apolos, de Pablo y de Cristo. Entonces, ¿por qué vosotros adoptáis nombres tales como luteranos, bautistas, presbiterianos, o wesleyanos? Afirmar ser luterano significa que usted es de Lutero. ¿Acaso las palabras de Pablo no se aplican al hecho de adoptar nombres denominacionales? Esta práctica debe ser desaprobada”. Esta enseñanza es sana y fundamental. No obstante, ella está en la categoría de cáscara y de plumas; no es la carne de la Palabra.
Si deseamos aprender a comer de manera saludable, no debemos comer las plumas ni la cáscara; antes bien, debemos comer la carne. Cuando como pollo, como solamente la carne, no las plumas, ni la piel, ni los huesos. En el mismo principio, cuando leemos el primer capítulo de 1 Corintios, no debemos prestar atención meramente a las plumas del versículo 12, sino a la carne del versículo 9.
¿Revela 1 Corintios principalmente el tema de la división? No, su revelación básica es la comunión del Hijo de Dios. Además, este capítulo enseña que Cristo, Aquel que fue crucificado, nos es sabiduría y poder de parte de Dios. Este Cristo es ahora nuestra justicia, santificación y redención diarias. Ésta es la revelación básica del capítulo uno de 1 Corintios.
Si deseamos comer la carne de un pollo, debemos sacarle las plumas y quitarle la piel. Asimismo, si deseamos encontrar la carne del capítulo uno de 1 Corintios, debemos ir más allá de las plumas y la piel de este capítulo. Entonces veremos más allá de las divisiones y del espíritu divisivo, y veremos que Cristo, el Hijo de Dios, es nuestra porción, y que podemos disfrutarlo a Él, la sabiduría y el poder de Dios, como nuestra justicia, santificación y redención diarias. Todos debemos ver a Cristo de esta manera y participar de este alimento tan rico. Si permanecemos en el versículo 12, centrados en el tema de la división, lo único que obtendremos será las plumas y la piel; no disfrutaremos de la carne saludable, de Cristo como nuestra porción. Yo puedo testificar que cuando leo el primer capítulo de 1 Corintios, no presto atención únicamente a la piel de la división; antes bien, disfruto al Cristo crucificado como mi porción y como mi justicia, santificación y redención.
Muchos cristianos no han visto la carne del primer capítulo de 1 Corintios. Algunos sólo ven las plumas, otros profundizan un poco más y ven la piel. Pero cuando les digo a los creyentes que deben ir más allá de la piel y de las plumas y apropiarse de la carne, algunos se ofenden e incluso se oponen a mí. Son semejantes a mis nietos, los cuales se quejan cuando les pido que se coman la carne del pollo y no la piel. En mi ministerio, hago todo lo posible por mostrar al pueblo de Dios la carne que está abajo de las plumas y de la piel.
(Estudio-vida de 2 Corintios, capítulo 17, por Witness Lee)