PALABRA ADICIONAL
Usted ya ha escuchado que todas las verdades bíblicas fueron sembradas en Génesis, particularmente en el capítulo 1. Como vimos, Génesis 1 habla de la luz, y esta luz se desarrolla en toda la Biblia. Vimos la luz del primer día, las lumbreras del cuarto día, y el desarrollo de éstas hasta el final de la Biblia, donde leemos en los últimos dos capítulos que “no habrá noche”. Finalmente, Dios mismo será la luz para Sus redimidos. Nosotros los redimidos que estaremos en la Nueva Jerusalén no necesitaremos el sol, la luna, ni ninguna otra fuente de luz. Dios mismo será la luz. Por consiguiente, la semilla de luz sembrada en Génesis 1 se desarrolló plenamente en Apocalipsis 22.
Según el mismo principio, tenemos la palabra “imagen”. “Dios hizo al hombre a Su propia imagen”. La imagen de Dios lo expresa a El. Expresar a Dios no es más que manifestar Su gloria. Esta pequeña palabra “imagen” se desarrolla continuamente hasta ser la Nueva Jerusalén al final de la Biblia. La ciudad entera tiene la apariencia del jaspe (Ap. 21:11). Si usted lee Apocalipsis 4:3, verá que el que se sienta en el trono es semejante al jaspe. La apariencia de Dios es como jaspe. Por último, toda la ciudad, la Nueva Jerusalén, estará constituida de jaspe. El muro de la ciudad también estará constituido de jaspe (Ap. 21:18a). Desde todos los ángulos, todas las perspectivas y todos los lados la Nueva Jerusalén tiene la apariencia de Dios. Esta es la expresión de la imagen de Dios.
Esta mañana, mientras orábamos-leíamos, el hermano Al me preguntó acerca de los cuatro seres vivientes de Ezequiel 1:5, 10 y Apocalipsis 4:6-7. En Ezequiel, cada uno de estos seres tiene cuatro rostros; el rostro frontal es humano; el rostro posterior es de águila; el rostro lateral derecho es de león, y el rostro lateral izquierdo es de buey. Sin embargo, si seguimos adelante y pasamos de Ezequiel al capítulo 4 de Apocalipsis, veremos una pequeña diferencia. Allí, cada uno de los cuatro seres tiene un solo rostro. El primero no es de hombre, sino de león. El segundo no es de buey, sino de becerro. Conocemos la diferencia entre un buey y un becerro. Un buey tiene más edad. Esto es extraño. En mi opinión, en Ezequiel el buey debería ser un becerro, y en Apocalipsis el becerro debería ser un buey; primero el más joven, luego el mayor. No obstante, la Biblia menciona primero el mayor y luego el menor; primero el buey, luego el becerro. Les aseguro que nosotros los cristianos no vamos a envejecer, sino a rejuvenecer. Cuanto más crezcamos, más joven seremos.
En Apocalipsis viene primero el león, luego el becerro, en tercer lugar el hombre, y en cuarto lugar el águila. El hermano Al me preguntó por qué había esta diferencia entre Ezequiel y Apocalipsis. Esta es la razón: el orden de los seres vivientes de Apocalipsis concuerda con el orden de los cuatro evangelios. En Mateo tenemos al león, o sea el rey. En Marcos, tenemos el siervo, el esclavo, es decir, el becerro. En Lucas tenemos al hombre. En Juan tenemos a Dios, el águila que se remonta a las alturas. ¿Qué significa esto? En realidad, los cuatro seres vivientes de Ezequiel eran la manifestación de la gloria de Dios. En la conferencia que tuvimos sobre Ezequiel, abarcamos Ezequiel 1 y vimos cómo los cuatro seres vivientes eran la manifestación de la gloria de Dios. ¿Qué es la gloria de Dios? Es Cristo. Cuando la gloria de Dios es expresada, es Cristo. Pero observe la diferencia. En Ezequiel los cuatro seres vivientes eran la manifestación de la gloria de Dios. En Apocalipsis los cuatro seres vivientes son la expresión de Cristo mismo. Se ha producido una mejoría, pues se ha pasado de la gloria de Dios a Cristo mismo. Por lo tanto, en Apocalipsis, la apariencia de los cuatro seres vivientes concuerda exactamente con los cuatro evangelios. Esto significa que los cuatro seres vivientes de Apocalipsis son simplemente la expresión de Cristo. No estoy diciendo que sean Cristo. No, no lo son, pero sí lo expresan a El; expresan lo que Cristo es. Cristo se presenta en cuatro aspectos: como rey, como esclavo, como hombre y como Dios mismo. Cristo lleva estos cuatro aspectos, y este Cristo necesita una expresión en Su creación. Así que en este universo existen cuatro seres vivientes, los cuales representan todas las clases de vida en todos los niveles, para expresar a Cristo.
Todo lo que presenta Génesis 1 es Cristo, con excepción de las tinieblas, las aguas de muerte, y los animales que se arrastran. El Espíritu vino a cernerse. Este es Cristo. Cristo es el Espíritu. Cristo también es la Palabra. Cristo es la luz. Sin lugar a dudas, Cristo es el aire. El Espíritu es Cristo, y la Palabra es Cristo, la luz es Cristo, y el aire es Cristo. La tierra seca es Cristo. El pasto es Cristo porque Cristo es nuestro pasto verde. Las hierbas son Cristo. Cristo es el maíz, el trigo, la flor de alheña, y toda clase de hierbas hermosas. Todos los árboles son Cristo. Cristo es el olivo, la higuera, la vid, el árbol de vida. Y los peces son Cristo. Cristo alimentó a 5000 personas con cinco panes y dos peces. La mayoría de los cristianos sólo prestan atención a los cinco panes y se olvidan de los dos peces. Sin embargo, Cristo no sólo es los cinco panes, sino también los dos peces, algo que procede de las aguas de muerte para alimentarnos. Cristo también es las aves. El es el águila. Exodo 19:4 revela que Cristo fue la gran águila que llevó a los israelitas sobre Sus hombros. Como la gran águila, El liberó a Su pueblo de Egipto. En cierta ocasión Cristo dijo que El era una gallina. Al final de Mateo 23 (v. 37), Cristo dijo: “Soy una gallina. Quiero reuniros a todos vosotros bajo Mis alas, pero vosotros no queréis venir a Mí”. Cristo es el ganado, el buey, el becerro, la vaca, la oveja y el cordero. Cristo también es un león (Ap. 5:5). Finalmente Cristo es el hombre, el verdadero Adán. Cristo también es el sol, la estrella de la mañana y la verdadera fuente de la luz de la luna. En el capítulo 1 de Génesis, todo es Cristo y Cristo lo es todo.
Si usted sólo disfruta a Cristo como el pasto, no está calificado para expresarlo. Si lo disfruta como las hierbas y como todos los árboles, todavía no está calificado. Aun cuando usted lo disfrute como el pez, no está calificado. Aunque quizás disfrute mucho a Cristo, aún así no está calificado para expresarlo. Usted debe avanzar y pasar de todos esos niveles de vida al nivel de vida de las aves. Entonces empieza a estar calificado para expresar a Cristo.
La vida de las aves constituye una de las cuatro categorías de vida representadas delante del trono de Dios. Como ya lo mencioné, entre las nueve categorías de vida de Génesis 1, sólo cuatro están representadas delante del trono de Dios. Permítanme darles nuevamente las nueve categorías: el pasto, las hierbas, los árboles, los peces, las aves, el ganado, las fieras, los animales que se arrastran y el hombre.
Entre las nueve categorías, sólo cuatro (las aves, el ganado, las fieras y el hombre) están calificadas para expresar a Cristo. El pasto no está calificado; es bueno, pero es una clase de vida inferior. Ni las hierbas, ni los árboles, ni los peces están calificados. Por supuesto, todos los animales rastreros son dejados a su suerte por la eternidad. Van al lago de fuego.
Sólo las aves, el ganado, las fieras y el hombre tienen un rostro distinguible. El rostro de usted es la apariencia exterior de su ser interior. Lo que usted es interiormente se expresa exteriormente en su rostro. Como lo mencionamos antes, ni el pasto ni las hierbas ni los árboles tienen rostro. Los peces tienen rostro, pero su rostro no es distintivo. Y los peces tampoco tienen cuello. Necesitamos un cuello más largo para que nuestro rostro sea más distintivo. Entre estas nueve categorías, sólo cuatro tienen una cara distinguible, y de estas cuatro, el rostro humano es el mejor, el más elevado y el más distinguible. Compare su rostro con el rostro de un águila, de un becerro o de un león. Se dará cuenta de que su rostro es mucho más distinguible. ¿Por qué? Porque la vida humana es muy distinta de la vida de las aves, de los becerros y de las fieras.
En conformidad con la economía de Dios, Cristo tiene cuatro aspectos. El es un hombre, pero sirve a la gente como un becerro. El es un hombre, pero pelea la batalla, ejerce control y tiene dominio como el león. El es un hombre, pero El puede volar lejos y elevarse como un águila. Necesitamos la vida humana para expresar a Cristo, y también necesitamos la vida del becerro, del león y del águila. Cuando tenemos estas cuatro podemos expresar plenamente a Cristo.
Ahora podemos ver que la pequeña palabra “imagen” que aparece en Génesis 1 ha experimentado un gran desarrollo. No sólo vemos los cuatro seres vivientes que expresan a Cristo en cuatro aspectos, sino que finalmente tenemos la Nueva Jerusalén, una ciudad elevada que tiene la imagen de Dios y expresa a Cristo. Dios es semejante al jaspe, y la apariencia de la Nueva Jerusalén también es como jaspe, igual que la apariencia de Dios. Este es el cumplimiento de Génesis 1:26. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
(
Estudio-vida de Génesis, capítulo 6, por Witness Lee)