VI. PARA LAS ESTACIONES: DESIGNADAS POR LA LUNA,
ESPECIALMENTE PARA EL CRECIMIENTO
Las señales sirven para trasladarse uno, y las estaciones propician el crecimiento. Las palabras que el Señor Jesús pronunció sobre la cosecha muestran que las estaciones sirven para fomentar el crecimiento (Jn. 4:35). Eclesiastés 3:1-8 nos dice que hay un tiempo para sembrar y un tiempo para cosechar. Esto se refiere a las estaciones. Las estaciones son necesarias para el crecimiento. Si usted es agricultor, debe conocer las estaciones. ¿Sembraría usted la semilla en invierno o descansaría en verano? Las estaciones nos indican cuándo debemos arar, cuándo sembrar, cuándo cosechar y cuándo descansar. En Apocalipsis 22:2 vemos que el árbol de la vida lleva fruto cada mes. Las estaciones se designan por los meses, y los meses son determinados por la luna.
Debemos leer varios versículos en Levítico sobre este punto (Lv. 23:2, 5, 6, 24, 27, 34, 39, 41). Estos versículos indican que en el primer mes del año el pueblo celebraba una fiesta. La fiesta se relacionaba también con las estaciones. En el primer mes se celebraba la fiesta de la Pascua. Después venía la fiesta de los panes sin levadura, luego la fiesta de las primicias, y después la fiesta de las siete semanas, llamada la fiesta de Pentecostés. Estas cuatro fiestas se celebraban durante la primera mitad del año. En el primer día del séptimo mes, tenían la fiesta de las trompetas, y en el décimo día del séptimo mes, la fiesta de la expiación. Se celebraba además la fiesta de los Tabernáculos en el decimoquinto día del séptimo mes. Cada una de estas siete fiestas se celebraba conforme a los meses.
Sin un tiempo de crecimiento, usted nunca podría celebrar una fiesta. Sin crecimiento, ¿qué va a festejar usted? En tiempo de fiesta, el pueblo de Israel traía sus riquezas: vacas, corderos, uvas y todos los productos del crecimiento. La fiesta de los Tabernáculos era particularmente una fiesta en la que se disfrutaba la cosecha. El Señor dijo que debemos reunirnos en Su presencia y disfrutar la cosecha; ésta es una fiesta. La fiesta es el resultado del crecimiento, y este crecimiento está estrechamente relacionado con la luna, la iglesia. Si no tenemos la iglesia, carecemos del elemento de la fiesta. Pocos cristianos celebran la fiesta porque no tienen la luna. No disfrutan plenamente a Cristo como fiesta porque no tienen la iglesia. Necesitamos la iglesia para designar las estaciones que determinarán el crecimiento y las fiestas.
Números 28:11 habla de la luna nueva, y Números 29:6 menciona los meses. Estos versículos están relacionados con los meses.
Jeremías 8:7 habla de la cigüeña que conoce el tiempo señalado para volar. También habla de la tórtola, la grulla y la golondrina, que conocen su tiempo, su estación. El Señor dijo que Su pueblo no conoce las estaciones. Es la situación de hoy. Los cristianos no tienen ni verano ni primavera; no tienen la primera luna, ni la última luna; no tienen ninguna luna. No tienen ninguna estación: ni primavera, ni otoño, ni verano, ni invierno. En cierto sentido, pasa lo mismo cada día. Por consiguiente, no tienen ninguna posibilidad de crecer ni de festejar, porque carecen de las lumbreras del cuarto día.
No obstante, cuando estamos en la vida adecuada de iglesia, la iglesia designará los meses, los meses traerán las estaciones, y las estaciones nos proporcionarán las fiestas. Tendremos todas las fiestas.
(Estudio-vida de Génesis, capítulo 5, por Witness Lee)