La edificación es algo que es crítico para el cumplimiento de la economía eterna de Dios.
Ser edificados con los demás creyentes es el requisito supremo y más elevado del Señor para con Sus seguidores fieles, conforme a uno de los atributos divinos de la Trinidad Divina (Jn. 17). Nuestra unidad, de la cual testificamos en la reunión de la mesa del Señor, corresponde a la unidad divina, que es un atributo de la Trinidad Divina.
Ser edificados con los copartícipes de la vida divina es la virtud más elevada del que sigue a Cristo en la economía eterna de Dios. La edificación es el requisito más elevado, y ser edificados es la virtud más elevada.
Ninguno de los descendientes del linaje adámico caído tiene la capacidad ni la posibilidad de satisfacer los elevados requisitos del reino de los cielos.
Sólo los creyentes regenerados, santificados, renovados y transformados son aptos para satisfacer los requisitos supremos del reino de los cielos.
Los Dios-hombres, quienes tienen la vida, la naturaleza y la mente divinas, y quienes participan de la divinidad de Dios, tienen la capacidad divina de llevar a cabo los requisitos divinos del reino divino. Dios nos capacitó impartiéndonos Su vida, compartiendo Su naturaleza con nosotros, haciendo de Su mente la nuestra y transformándonos con el elemento de Su ser. Le alabamos por acreditarnos y por darnos la capacidad divina.
(Secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: "El Espíritu mismo con nuestro espíritu" El, capítulo 4, por Witness Lee)