Muchas veces los cristianos dicen que el ministerio de Cristo tiene dos partes o secciones, a saber: Su ministerio terrenal y Su ministerio celestial. Pero el ministerio de Cristo en realidad tiene tres secciones. La tercera sección de Su ministerio es el ministerio celestial siete veces intensificado. Este ministerio es Su ministerio celestial, pero es un ministerio celestial que fue intensificado siete veces.
La primera sección del ministerio de Cristo fue Su ministerio terrenal. Este ministerio fue efectuado por El judicialmente en la carne desde Su encarnación hasta Su muerte. En Su carne murió por nosotros conforme a los justos requisitos de la ley de Dios.
La segunda sección del ministerio de Cristo es Su ministerio celestial. Este ministerio es llevado a cabo por El como Espíritu vivificante orgánicamente en la esfera mística, desde Su resurrección hasta el final del milenio. El ministerio de Cristo en esta sección es totalmente orgánico, pues El lo lleva a cabo en la vida de resurrección.
La tercera sección del ministerio de Cristo es Su ministerio celestial siete veces intensificado. Este ministerio es llevado a cabo por El como Espíritu vivificante siete veces intensificado, que fue intensificado orgánicamente en la esfera mística, desde la degradación de la iglesia hasta la plena consumación de la Nueva Jerusalén. Ahora Cristo no es sólo el Espíritu vivificante, sino el Espíritu vivificante siete veces intensificado que lleva a cabo Su ministerio celestial siete veces intensificado. La primera sección del ministerio de Cristo fue judicial, la segunda sección es orgánica, y la tercera sección es intensificada siete veces.
Muy pocos cristianos saben que hoy no debemos estar meramente en el ministerio celestial de Cristo, sino en Su ministerio celestial siete veces intensificado. Todos debemos estar en la tercera sección del ministerio de Cristo. Hoy el Señor obra no sólo como Espíritu vivificante sino también como Espíritu siete veces intensificado. Este Espíritu se puede comparar con el brillo del sol mencionado en Isaías 30:26, donde dice que en el milenio “la luz del sol [será] siete veces mayor”. Hoy el Espíritu que nos llena y nos satura es el Espíritu vivificante siete veces intensificado. Todos debemos ver esto y luego orar diciendo: “Señor, te adoro porque Tú como Espíritu siete veces intensificado obras en mí”.
En el pasado algunos han tratado de discutir con nosotros, diciendo que Cristo no puede cambiar y citando Hebreos 13:8, que dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. En cuanto a esto diríamos que Cristo no cambió en cuanto a esencia, sino que cambió económicamente. En esencia El es el mismo desde la eternidad hasta la eternidad, pero económicamente cambió de tres maneras, al hacerse carne en Su encarnación, al llegar a ser el Espíritu vivificante en Su resurrección, y al intensificarse para ser el Espíritu vivificante siete veces intensificado.
(Secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: "El Espíritu mismo con nuestro espíritu" El, capítulo 6, por Witness Lee)