Necesitamos con gran urgencia vivir exclusivamente para el evangelio, por Witness Lee

ALGUNOS RESULTADOS POSITIVOS DE LA NUEVA MANERA QUE EL SEÑOR NOS HA MOSTRADO PARA SU NUEVO MOVER

Desde octubre de 1984 el Señor nos ha hablado acerca de Su nueva manera para Su nuevo mover. Durante este último año y medio transcurrido en Taipéi, hemos aprendido mucho acerca de la manera más segura de crecer. Durante los últimos cuatro meses, setecientos participantes a tiempo completo del entrenamiento en Taipéi, bautizaron a más de siete mil creyentes nuevos y establecieron más de dos mil reuniones de hogar. En más de quinientas veinte de estas casas, toda la familia fue salva. A pesar de tal éxito, no estoy completamente satisfecho, puesto que mis cálculos eran que setecientos bautizarían a otros setecientos cada semana. Esto es, que cada semana cada uno de los participantes en el entrenamiento en Taipéi bautizaría a una persona. Esto hubiera producido dos mil ochocientos bautismos por mes y once mil doscientos en cuatro meses.

No alcanzamos dicho objetivo principalmente porque, al comenzar el entrenamiento, las instalaciones donde éste se iba a realizar no estaban completamente listas. Así que, el tiempo invertido en preparar las instalaciones redujo el tiempo que podíamos gastar en nuestro objetivo. Además, para esta sesión del entrenamiento, no teníamos la experiencia necesaria para saber cómo motivar a los alumnos de la manera en que un entrenador motivaría a sus atletas. Uno de los participantes, original de Malasia, bautizó ciento veinte personas; y otro hermano, estadounidense, bautizó ciento veintiséis. Por un lado, los que llevaban a cabo el entrenamiento en Taipéi estuvieron muy contentos al conseguir que siete mil personas se bautizaran. Pero, por otro lado, yo no estaba completamente satisfecho, porque hubiese querido sobrepasar los once mil bautismos. En la siguiente sesión del entrenamiento, al proporcionar el adiestramiento adecuado, estoy seguro de que superaremos el número de bautismos presupuestado. Aun así, es maravilloso que en tan breve tiempo, más de siete mil personas fueran bautizadas y que se establecieran más de dos mil reuniones de hogar en una sola ciudad. El día de Pentecostés, tres mil se añadieron y, más tarde “el número de los varones era como cinco mil” (Hch. 4:4). Esto prueba que la nueva manera que el Señor nos ha mostrado para Su nuevo mover, sí funciona.

Ultimamente, he recibido cartas provenientes no solamente de los diferentes estados de los Estados Unidos, sino también procedentes de diversos países; en las cuales se me alienta a seguir animando a los santos a aplicar esta manera nueva. Hablar de aplicar esta manera nueva es fácil y practicarla también es fácil, si uno lo desea de todo corazón. En la aplicación de esta manera nueva, vale el dicho: “Querer es poder”.

Recientemente me llegó una carta muy alentadora proveniente de una iglesia local en los Estados Unidos, conformada por unos sesenta santos. Uno de los hermanos que lleva la delantera en esta localidad quería que supiera cómo el Señor ha estado bendiciéndolos en sus esfuerzos de salir a evangelizaren de puerta en puerta desde que comenzaron a seguir las instrucciones dadas en el entrenamiento acerca de cómo uno de cada cuatro santos debe dedicarse a tocar puertas durante dos o tres horas cada semana. Después del entrenamiento del verano pasado, estos hermanos comenzaron a salir a tocar puertas. Al principio, todos los domingos por la mañana, luego de las “lecciones de la verdad”, los santos se dividían en grupos al azar y salían a evangelizar de puerta en puerta en el vecindario que quisieran. Quien me escribió, me contaba que esto les sirvió para comprobar que este método era demasiado general y que no estaban siendo lo suficientemente rigurosos al implementar la nueva manera. A la luz de los cinco mensajes dados en agosto de 1986 (“La nueva manera de obtener el crecimiento y la extensión de la iglesia”) y después de tener comunión con quienes sirven en el entrenamiento a tiempo completo en Taipéi, ellos decidieron adoptar una manera más estricta de proceder para evangelizar de puerta en puerta.

En octubre hicieron que los santos se registraran para ser miembros de un equipo y para consagrarse de manera definida a dedicar dos horas de cada semana a tocar puertas. Más de la mitad de la iglesia se registró. La proporción era exactamente de dos hermanas por cada hermano, pudiéndose conformar así grupos de a tres. Distribuyeron a los santos en equipos y asignaron a cada equipo una determinada parte de la ciudad. A cada equipo, compuesto de dos grupos de tres, se le encargó salir a tocar puertas semanalmente, siguiendo procedimientos rigurosos y consignando estadísticas detalladas de sus actividades. Quien me escribió, señalaba en su carta que si bien toda práctica externa tiene como requisito previo que seamos llenos del Espíritu, tal parece que el Señor bendecirá la práctica de la nueva manera siempre y cuando seamos rigurosos en cuanto a la manera de implementarla. Decía él que, conforme a la experiencia de ellos, cuanto más estricta era la práctica, mayor era la unción, y que fue maravilloso comprobar la diferencia experimentada al dejar la manera general y adoptar un procedimiento más estricto. Los santos fueron, una vez más, conmovidos y motivados a salir a evangelizar de puerta en puerta. La unción estaba con ellos, los recibían en los hogares, y la gente era bautizada.

A pesar de que todos los santos de esta localidad estuvieron participando del entrenamiento celebrado durante el invierno en la ciudad de Irving, algunos de sus equipos continuaron saliendo a evangelizar, logrando bautizar diez personas en ese lapso. Uno de estos equipos bautizó seis personas en el curso de una hora y media. Durante el entrenamiento en mención, más santos fueron movidos a salir a evangelizar de puerta en puerta y ahora casi el setenta por ciento de los santos que conforman esta pequeña iglesia de sesenta santos se ha registrado para ir a tocar puertas conforme a las instrucciones dadas en el entrenamiento. Un hermano retornó a esta localidad en diciembre, después de haber participado a tiempo completo del entrenamiento en Taipéi, y ahora conducirá, en su localidad, un entrenamiento intensivo de fin de semana acerca de cómo salir a evangelizar de puerta en puerta.

El hermano que lleva la delantera en esta iglesia local, quería hacerme saber que ellos deseaban llevar conmigo la carga y responsabilidad de orar por el éxito de las etapas dos, tres y cuatro en Taipéi; éstas son: conocer las verdades y enseñarlas a los nuevos creyentes en sus hogares; crecer en la vida divina para ministrarla; y practicar la vida de iglesia en los hogares. Seis santos provenientes de esta iglesia local se acaban de registrar para participar en el entrenamiento de tiempo completo en Taipéi en la primavera que viene, y ya hay otros dos servidores a tiempo completo en dicha localidad; esto arroja un total de ocho personas en una iglesia de sesenta, que servirán a tiempo completo. Para mayo, habrá cuatro santos más, provenientes de esta localidad, que se estarán graduando del entrenamiento, y ellos también proyectan dedicarse a servir a tiempo completo. Estos y muchos otros de los jóvenes en edad universitaria de aquella localidad, anhelan ardientemente poder servir a tiempo completo.

También recibí otra carta de una pareja que retornó a otra localidad después de haber participado en el entrenamiento de tiempo completo en Taipéi. Esta pareja comenzó a salir todas las tardes a evangelizar de puerta en puerta juntamente con los santos de su localidad y se sintieron muy alentados al ver la avidez de dichos santos por aprender lo que el entrenamiento les había enseñado sobre cómo salir a evangelizar de puerta en puerta y cómo adoptar la nueva manera. Uno de los hermanos que lleva la delantera en esa localidad, salió con esta pareja una tarde y, al día siguiente, bautizó a un amigo de su hijo en la casa de éste. Este hermano testificó luego que si él no hubiese salido a tocar puertas, habría sido imposible que esto ocurriera. Ahora, este hermano está “ardiendo” y desea aprovechar todas las oportunidades disponibles para salir a evangelizar con esta pareja.

Ellos comenzaron a visitar los apartamentos ubicados alrededor del salón de reuniones, y en las primeras cuatro tardes tocaron en las puertas de ciento un hogares. En sesenta de estas casas encontraron a sus ocupantes y fueron invitados a ingresar en diecisiete de ellas. De las veinticinco personas que los escucharon, nueve ya eran hermanas en el Señor. Once de las personas oraron y recibieron al Señor y juntas fueron bautizadas gloriosamente. Una de las hermanas que fue bautizada se puso muy feliz cuando se enteró de que no tenía que “ir a la iglesia” para bautizarse; sus palabras fueron: “¡Maravilloso!”. Posteriormente, esta hermana agradeció a los santos por venir a visitarla y preguntó de quien había sido la idea de salir a visitar a la gente en sus hogares. Los santos le respondieron que la idea era del Señor. Ahora, ellos cuentan con un total de once hogares que están dispuestos a recibirlos nuevamente para celebrar reuniones en sus casas. Esta pareja testificó en su carta de que aman la nueva manera y que ésta satisface, reaviva, alienta y refresca, y que les había traído un gozo inefable.

En el entrenamiento que se viene llevando a cabo en Taipéi, hasta la última semana los participantes a tiempo completo habían bautizado apenas unas seis mil personas. Como esto estuvo por debajo de sus propias expectativas, se esforzaron mucho más durante esta última semana y consiguieron bautizar casi mil personas más. La razón por la que bautizaron un número tan grande de personas es que estuvieron imbuidos de un deseo vehemente que los urgía a evangelizar. Dos grupos heréticos, los mormones y los testigos de Jehová, también acostumbran salir a visitar de puerta en puerta, pero nosotros no los seguimos a ellos. Si uno ha disfrutado y todavía sigue gozando del salir a visitar a las personas tocando sus puertas, sabe bien que existe una gran diferencia entre dichos grupos y nosotros.

(Necesitamos con gran urgencia vivir exclusivamente para el evangelio, capítulo 1, por Witness Lee)