6. SALIR A EVANGELIZAR CON LA
AUTORIDAD DE CRISTO
Si usted cuenta con las cinco cualidades previas, ciertamente se encuentra equipado, capacitado y listo para salir con el poder y la autoridad de Cristo. Salir a tocar puertas, significa que usted ordena que las puertas se abran. Algunas veces debe decir: “Puerta, cuando te toque, tú te abrirás”. Cuando salga alguien a recibirlo, dé la orden, no verbal sino mentalmente: “Escúcheme. Déjeme entrar”. Mientras le lee el folleto titulado El misterio de la vida humana, diga a los ángeles y demonios que lo rodean, que usted le está leyendo a esta persona con la autoridad del Cristo ascendido. Hubo muchos participantes del entrenamiento en Taipéi que experimentaron esto. Se sorprendieron al ver que la gente se les entregaba como corderitos, siendo guiados a creer y ser bautizados. Cuando en el pasado hablábamos a las personas, no éramos conscientes de esto y no ejercitábamos los mismos derechos que se nos dieron. En aquel entonces, no teníamos la intención de ejercer nuestra autoridad para ordenarles que se bauticen. Al contrario, les decíamos a los nuevos creyentes que podían esperar para ser bautizados. Así, renunciábamos a una atribución que nos corresponde por derecho propio. ¿Qué se hizo de su derecho a bautizar en el Dios Triuno a los nuevos creyentes en cuanto ellos creían?
Son muchos los participantes del entrenamiento que podrían testificar de la eficacia de bautizar a los nuevos creyentes en cuanto ellos reciben al Señor y que esto alegraba a los nuevos. Esto es algo que efectúa un cambio en las personas. En una familia budista, después que los padres se bautizaron teniendo a sus hijitos como testigos, ellos mismos declararon frente a los ídolos de Buda que tenían alrededor: “Buda, ahora tenemos a Jesús. No te queremos ni necesitamos. Te tienes que ir”. Entonces los padres procedieron a deshacerse de estos ídolos en presencia de sus niños. ¡Esto es maravilloso! ¡Esta es la autoridad de Cristo! Salimos teniendo una posición: la de embajadores de Cristo que han sido enviados por El con la autoridad necesaria para cautivar a las personas (2 Co. 5:20). Cuando ustedes salgan así, los demonios huirán. El maligno se habrá ido, entregándoles las personas como corderitos en sus manos.
(Necesitamos con gran urgencia vivir exclusivamente para el evangelio, capítulo 2, por Witness Lee)