Constitución y la edificación del Cuerpo de Cristo, La, por Witness Lee

II. BAJO EL DAÑO DE SATANAS EL ENEMIGO

Satanás, el enemigo de Dios, no sólo impide la constitución del Cuerpo de Cristo, sino que también trabaja para hacer daño a la misma.

A. Siembra cizaña

Satanás trabaja para hacer daño sembrando cizaña (la cual representa a los hijos del maligno) en medio del trigo (el cual representa a los hijos del reino) para restringir y dañar el crecimiento y el desarrollo del trigo (Mt. 13:25-30, 38-42). La cizaña es trigo falso. En la primera etapa de su crecimiento, es exactamente igual al trigo. Es imposible distinguir el trigo de la cizaña hasta que se produzca el fruto. El fruto del trigo es dorado, pero el de la cizaña es negro. Hoy, en el cristianismo, entre los muchos cristianos verdaderos también hay unos cristianos falsos, los que son cristianos sólo de nombre. Al principio parecen ser iguales a los cristianos hasta que producen fruto. Luego, por su fruto las personas pueden discernir que ellos son cristianos falsos.

Mientras el Señor Jesús se siembra como la semilla de vida, Satanás también siembra cizaña. Los labradores no saben de dónde viene la cizaña, pero después de que el trigo haya crecido, misteriosamente aparece también entre el trigo la cizaña. Esto tipifica el daño diabólico hecho por el enemigo de Dios. Entre millones de cristianos hay mucha cizaña, los cristianos falsos. En la primera parte del cuarto siglo, Constantino el Grande mezcló la iglesia con el mundo. Llevó a miles de creyentes falsos al cristianismo, haciéndolo la cristiandad, y ya no la iglesia.

Primeramente, vemos los espíritus malignos que vienen como las aves para arrebatar la palabra de vida. Luego Satanás emplea otra manera. Esta manera consiste en añadir algunos que son falsos para dañar el crecimiento del trigo verdadero. Los cristianos falsos entre los cristianos verdaderos siempre restringen y dañan el crecimiento y el desarrollo del trigo.

B. Cambia la naturaleza de una pequeña hortaliza de mostaza, convirtiéndola en un árbol

El daño hecho por Satanás también consiste en cambiar la naturaleza de la pequeña hortaliza de mostaza, que representa la iglesia en vida, la cual produce alimento, por la naturaleza de un árbol, que representa la gran cristiandad que está en confusión, el cual aloja personas y cosas malignas, representadas por “las aves” (Mt. 13:31-32). La planta de mostaza es pequeña, pero Satanás cambió la naturaleza de la mostaza convirtiéndola en un gran árbol. La hortaliza de mostaza representa a la iglesia en vida, la cual produce alimento, pero la cristiandad de hoy es una gran organización, semejante a un gran árbol. En vez de producir alimento, solamente provee alojamiento para personas y cosas malignas, representadas por “las aves”.

La iglesia debe ser pequeña en naturaleza y en función, no grande como la cristiandad. Nosotros los cristianos que seguimos al Señor Jesús somos relativamente pocos en número, pero Satanás ha hecho de la cristiandad algo muy grande. Esto ha hecho daño a la iglesia. Por eso en el recobro no nos gusta tener una gran fachada.

Tenemos que hacer notar que los tres puntos del numeral I (la tierra junto al camino, las piedras y los espinos) impiden el crecimiento de la semilla de vida en los creyentes y restringen la multiplicación de Cristo por medio de Sus creyentes; mientras que los dos puntos del numeral II (la cizaña y la hortaliza de mostaza que llega a ser un gran árbol), por un lado, contaminan los componentes de la iglesia, y por otro, cambian la naturaleza de la iglesia y hacen que la apariencia de la misma sea anormal.

Hoy, la apariencia del cristianismo es completamente anormal. En la vida de iglesia, no tenemos títulos ni pastores asignados como grandes oradores. La iglesia genuina no es algo grande, sino que es como la pequeña mostaza que produce alimento para satisfacer a Dios y al hombre. Para tener la vida de iglesia apropiada, debemos tener la cuarta clase de corazón, la buena tierra, para cultivar a Cristo, y tenemos que ser pequeños, no grandes. El Señor Jesús les dijo a Sus discípulos que eran un pequeño rebaño (Lc. 12:32). Debemos ser el pequeño rebaño que sigue al Señor (1 P. 5:2a; Hch. 20:28). Si no somos así, somos anormales. La iglesia es pequeña en número comparado con el mundo. La iglesia como el pequeño rebaño es la pequeña hierba para el suministro de vida, no un gran árbol donde se anidan las aves, no una religión enorme como la cristiandad.

(Constitución y la edificación del Cuerpo de Cristo, La, capítulo 2, por Witness Lee)