Hay una diferencia importante entre la formación de la iglesia universal y el establecimiento de las iglesias. La iglesia universal no es establecida; más bien, es formada con dos clases de elementos: todos los creyentes como elemento extrínseco, y el Cristo todo-inclusivo, la corporificación del Dios Triuno procesado que alcanza su consumación en calidad de Espíritu compuesto y todo-inclusivo, como elemento intrínseco. En lugar de ser establecida, la iglesia universal es formada por estas dos clases de elementos.
Las iglesias locales son establecidas, no formadas. Ser establecidas es diferente de ser formadas. No debiéramos decir que vamos a cierto lugar a formar una iglesia local allí; más bien, vamos a cierta ciudad no para formar una iglesia local, sino para establecer una iglesia local. La iglesia en su conjunto fue íntegramente formada hace más de mil novecientos años en el día de Pentecostés y en la casa de Cornelio. Esto significa que, a los ojos de Dios, la iglesia universal, el Cuerpo de Cristo, ha sido formada. Éste es un hecho consumado. Ahora, después de la formación de la iglesia universal como entidad completa, es necesario que la iglesia sea propagada. La manera de propagar la iglesia consiste en llevarla a cierta localidad y plantarla allí. Plantar la iglesia de este modo constituye el establecimiento de una iglesia local.
Así como podemos plantar un árbol pero no formarlo, también podemos establecer una iglesia mas no formarla. Un carpintero puede dar forma a un púlpito, pero no puede dar forma a un árbol. Ni el mejor de los científicos con un doctorado en botánica podría formar un árbol. Únicamente Dios puede formar un árbol. Asimismo, únicamente Cristo podría formar la iglesia. El apóstol Pablo podía plantar una iglesia local y Apolo podía regarla, pero únicamente Dios la formó y le dio vida, y es Dios quien la hace crecer (1 Co. 3:6-7).
La iglesia entera como Cuerpo de Cristo, en la cual están incluidos los creyentes judíos y los creyentes gentiles, ha sido formada una vez para siempre a nivel universal. Éste es un hecho consumado. Lo que nosotros hacemos hoy es simplemente establecer iglesias en diferentes localidades al plantar “árboles iglesia”. Plantar estos “árboles iglesia” equivale a establecer las iglesias.
Nadie puede ir a algún lugar a formar una iglesia local. Suponer que podemos hacer tal cosa sería abominable a los ojos de Dios, pues implica la presunción de poder hacer algo que únicamente Dios puede realizar. Pero aunque no podemos formar la iglesia, sí tenemos la posición, el derecho, la oportunidad e, incluso, la comisión de ir a los lugares más recónditos de la tierra a fin de establecer iglesias locales.
El Señor ha formado la iglesia. Nuestra carga es llevar la iglesia como un árbol a toda ciudad, pueblo y villa, y plantar allí una iglesia. Todos debemos ser fieles en llevar a cabo esta carga de establecer iglesias locales al plantar “árboles iglesia”. Debemos sentirnos cargados no solamente por salvar pecadores, sino también por el establecimiento de iglesias. Los matrimonios deberían ser como el de Prisca y Aquila, quienes plantaban un “árbol iglesia” dondequiera que iban. Si todos anhelamos establecer iglesias al plantar “árboles iglesia”, el establecimiento de las iglesias será muy rápido y prevaleciente.
En este mensaje y en el siguiente presentaremos la historia relatada en el Nuevo Testamento acerca de cómo fueron plantadas las iglesias locales. Según este relato, las iglesias comenzaron a ser plantadas en Jerusalén el día de Pentecostés y se fueron extendiendo hasta Roma. Aunque Pablo quería ir a España, no le fue posible hacerlo. Por tanto, en tiempos del Nuevo Testamento se plantaron iglesias llegando sólo hasta Italia.
(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 189-204), capítulo 9, por Witness Lee)