Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 189-204), por Witness Lee

VIII. LA COMUNIÓN ENTRE LAS IGLESIAS

Al considerar la comunión entre las iglesias, debemos comprender que las iglesias son el Cuerpo de Cristo. Hay muchas iglesias, pero un solo Cuerpo.

Así como en el cuerpo humano se produce la circulación sanguínea, también en el Cuerpo de Cristo se produce una especie de circulación, circulación a la cual el Nuevo Testamento llama comunión. La circulación de la sangre en el cuerpo humano constituye el pulso vital del cuerpo. Podríamos afirmar que esta circulación es la comunión del cuerpo humano. El cuerpo no puede vivir sin esta circulación, esta comunión. Asimismo, la comunión es crucial en el Cuerpo de Cristo.

La comunión es una participación mutua, una común participación. Por tanto, tener comunión es participar corporativamente en algo. La comunión de la vida divina es tanto el resultado como la corriente misma de la vida divina. Debido a que la vida divina es orgánica, rica, dinámica y activa, ella tiene un resultado particular, o sea, cierta clase de producto. El resultado, el producto, de la vida divina es la comunión de vida.

Esta comunión es mencionada primero en Hechos 2:42, un versículo que habla acerca de la comunión de los apóstoles. La comunión de los apóstoles es la comunión recibida por los apóstoles procedente del Dios Triuno. Según 1 Juan 1:3, esta comunión es “con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo”. Esta comunión procede del Padre y del Hijo y llega a los apóstoles, y después procede de los apóstoles y llega a todos aquellos que han recibido la vida eterna, la vida del Padre. Esto significa que los apóstoles reciben la comunión procedente del Padre y transmiten esta comunión a los creyentes al impartirles la vida divina. Por tanto, son tres las partes involucradas: el Padre, los apóstoles y los creyentes. Hay algo que circula entre estas tres partes. Ésta es la circulación de la vida divina entre los creyentes por medio de los apóstoles y procedente del Padre. Esta circulación es la comunión del Cuerpo, la cual incluye a todas las iglesias locales. Todas las iglesias sobre la tierra conforman un solo Cuerpo, y dentro de este Cuerpo se tiene la circulación de la vida divina. En el Nuevo Testamento, esta circulación de la vida divina en el Cuerpo es llamada la comunión.

La comunión está relacionada con la unidad. Así como la circulación de la sangre en el cuerpo humano causa que todos los miembros del cuerpo sean uno, así la comunión de la vida divina en el Cuerpo de Cristo causa que el Cuerpo sea uno. Si algún miembro de nuestro cuerpo físico no participa adecuadamente en la circulación sanguínea del cuerpo, ese miembro no será saludable. La manera de traer sanidad para que ese problema sea resuelto consiste en reincorporar a dicho miembro en la circulación sanguínea. El principio es el mismo con la comunión del Cuerpo de Cristo. Todos aquellos que creen en Cristo Jesús, que le han recibido como Redentor, Salvador y suministro de vida, poseen la vida divina. Esta vida divina tiene una circulación, es decir, la vida divina circula dentro de todos nosotros. Esta circulación de la vida divina en el Cuerpo lleva a todos los miembros del Cuerpo a la unidad. Esta unidad es llamada la unidad del Espíritu; es también la unidad del Cuerpo. Con tal que tengamos la vida divina fluyendo en nuestro interior, estaremos en esta unidad, la unidad del Cuerpo, la unidad entre todos los santos. Esta unidad incluye no solamente a los creyentes, sino también al Dios Triuno. Ésta es la comunión entre las iglesias.

Si comprendemos qué es la comunión entre las iglesias, no tendremos el concepto de que una iglesia local debe ser completamente independiente. En cuanto a su administración local, una iglesia local es independiente. Sin embargo, conforme a la naturaleza, la esencia y el elemento intrínseco de la iglesia, ninguna iglesia local puede ser independiente. Ser independiente equivale a estar en tinieblas. Muchos grupos cristianos están en tinieblas debido a que se han excluido ellos mismos de la única comunión divina de la única vida divina, la vida del Dios Triuno. Ésta podría llegar a ser la situación incluso con una iglesia que esté en el recobro del Señor si tal iglesia se aísla y se vuelve independiente. Ninguna iglesia ni región debe estar aislada de la comunión del Cuerpo.

La Asamblea de los Hermanos surgió en Gran Bretaña hace un siglo y medio. Ellos eran muy buenos, y nosotros recibimos mucha ayuda de ellos. Sin embargo, cometieron algunos errores graves. Uno de esos errores fue hacer mucho hincapié en la independencia de la asamblea local. Tal parece que la Asamblea de los Hermanos no vio u olvidó que una iglesia local forma parte del único Cuerpo de Cristo.

Es posible que, entre nosotros en el recobro del Señor, ciertas iglesias o regiones se vuelvan independientes. Ellos podrían aislarse del Cuerpo. No desean mantener su iglesia o su región abierta a todo el Cuerpo, es decir, abierta a todas las iglesias locales en la tierra. Como resultado de ello, por lo menos en cierto grado, ellos se excluyen a sí mismos de la comunión entre las iglesias. El resultado es tinieblas, confusión, división y muerte. Esto debe servirnos de advertencia a todos nosotros. Todo aquel que tenga la intención, consciente o inconscientemente, de separar su área de la comunión del Cuerpo de Cristo, a la postre sufrirá tinieblas, confusión, división y muerte. Así como un miembro del cuerpo humano no puede vivir si está separado de la circulación sanguínea del cuerpo, tampoco una iglesia puede encontrarse en una condición saludable si ella misma se aísla de la comunión del Cuerpo de Cristo. Esto nos permite ver que todos debemos prestar mucha atención al asunto crucial de la comunión única entre las iglesias.

Aunque la administración de cada iglesia se ejerce por separado y de manera equitativa a nivel local, la comunión de la iglesia es una sola a nivel universal. En la comunión no hay separación. En toda la tierra hay una sola comunión, y esta comunión es universalmente una sola. La comunión de la iglesia es una no meramente en una nación particular, sino en toda la tierra. Hay distintas iglesias en muchas ciudades, pero únicamente hay una sola comunión en todo el universo.

(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 189-204), capítulo 15, por Witness Lee)