El primer asunto que hemos de considerar con respecto a la iglesia es que ella es el misterio escondido en la economía eterna de Dios. En este universo hay un misterio escondido, un misterio escondido en Dios. Este misterio escondido se halla en la economía eterna de Dios. Aquí tenemos dos palabras cruciales —misterio y economía— que están modificadas, respectivamente, por los adjetivos escondido y eterna. Por tanto, en el Nuevo Testamento tenemos el misterio escondido y la economía eterna.
Al revelar los asuntos divinos, Pablo, bajo la inspiración del Espíritu, usa la palabra economía en sus escritos. La palabra economía es la forma que adquiere en español la palabra griega oikonomía. Algunos diccionarios definen oikonomía como una dispensación, un arreglo especial, un plan concebido con un propósito. Estas definiciones son correctas. Sin embargo, si esto es todo lo que sabemos acerca de oikonomía, no conoceremos en toda su profundidad y de manera completa el significado que encierra esta palabra griega.
Si hemos de entender el significado de oikonomía, debemos comprender que esta palabra griega está compuesta por dos palabras: óikos, que significa casa o familia, y nómos que significa ley. Por tanto, la palabra economía significa “ley de la casa”, una administración familiar. La familia de Dios es Su casa, Su morada. Esto significa que la morada de Dios es Su familia, Su casa. Esta familia tiene una economía, una ley doméstica. Aquí con el término ley se denota las regulaciones, y estas regulaciones hacen referencia a una administración familiar. A fin de tener una administración familiar, una administración en nuestra casa o familia, ciertamente se requiere de un arreglo particular. Tal arreglo es “la ley de la casa”.
Al usar la palabra oikonomía, la cual denota una administración familiar, Pablo indicaba implícitamente que Dios, quien concibió esta oikonomía, se ha propuesto obtener una casa, una familia. En la eternidad pasada Dios estaba solo. Él es triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu—, no obstante, el único Dios estaba solo. Sin embargo, la oikonomía de Dios, Su arreglo doméstico, implica que en la eternidad pasada Él se propuso obtener una familia, pues sin una familia Él no podría tener una administración. Además, sin una familia Dios no podría llevar a cabo un plan. A fin de que Dios pudiera realizar Su plan en Su administración familiar, Él necesita de una casa, una familia. Ésta es la razón por la cual Efesios 1:5 revela que, antes de la fundación del mundo, Dios el Padre nos predestinó para filiación. Esta predestinación fue realizada con la intención de obtener muchos hijos. Por tanto, la intención original de Dios era obtener muchos hijos. El libro de Romanos dice que, mediante la redención efectuada por Cristo, Dios hizo de muchos pecadores hijos de Dios. Estos hijos son los muchos hermanos de Cristo, el único Hijo de Dios, Su unigénito. Esto nos permite ver que Dios se ha propuesto tener muchos hijos para formar Su familia mediante la cual Él pueda llevar a cabo Su oikonomía eterna.
En esta oikonomía, la cual procede de Dios y es eterna, se escondía un misterio. ¿Qué es un misterio? Podríamos decir que un misterio es una historia misteriosa. Un misterio, una historia misteriosa, se escondía en el Dios eterno y en Su oikonomía eterna. Como veremos más adelante, este misterio, esta historia misteriosa, es la iglesia.
En la actualidad, la palabra iglesia es muy común. Pero cuando Pablo aborda la revelación de la iglesia, él recurre a ciertas expresiones misteriosas. Él llama a la iglesia un misterio, incluso un misterio escondido. Este misterio está escondido en el arreglo doméstico hecho por Dios. En la eternidad pasada, Dios el Padre dispuso cierto arreglo doméstico, y en este arreglo estaba escondido un misterio.
(Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 189-204), capítulo 1, por Witness Lee)