EL REINO DE DIOS
Un reino no es algo sencillo. Por ejemplo, los Estados Unidos de América como nación, como reino, es más bien una estructura compleja que un asunto simple. El reino de Dios incluye muchos aspectos que debemos entender. En el Antiguo Testamento se estableció el reino de Israel, y en el Nuevo Testamento vemos el reino de los cielos. Luego, una vez concluida la era de la iglesia, habrá un período de mil años conocido como el milenio (Ap. 20:4, 6). Si leemos las Escrituras detenidamente, descubriremos que aun durante el milenio se dan más aspectos del reino. El reino de Israel en el Antiguo Testamento, el reino de los cielos en el Nuevo Testamento, así como el reino milenario posterior a la era de la iglesia, son partes del reino de Dios. El reino de Dios abarca desde la eternidad pasada hasta la eternidad futura; es una esfera, un ámbito, donde Dios gobierna. En este reino, Dios ejerce Su autoridad sobre todas las cosas.
El reino de Israel
Con respecto al hecho de que el reino de Israel fue una parte del reino de Dios durante los tiempos del Antiguo Testamento, Mateo 21:43 afirma: “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a una nación que produzca los frutos de él”. El reino de Dios ya estaba allí, entre los israelitas, pero como ellos no produjeron fruto, el Señor dijo que el reino de Dios sería quitado de ellos. Puesto que podía ser quitado, esto implica que el reino de Dios ya estaba allí entre ellos. De hecho, el Señor les quitó el reino y lo dio a otro pueblo, a la iglesia.
La diferencia entre el reino
de los cielos y el reino de Dios
Además debemos entender, según las Escrituras, que el reino de los cielos es diferente al reino de Dios. Lamentablemente, la mayoría de los cristianos suponen que estas dos expresiones son sinónimas. Cuando Juan el Bautista empezó a predicar, él instó al pueblo a que se arrepintiera porque el reino de los cielos se había acercado (Mt. 3:2); por consiguiente, deducimos que anteriormente a la época de Juan el Bautista, el reino de los cielos aún no había venido, sino que apenas estaba cerca. Luego, cuando el Señor Jesús salió a predicar el evangelio al comienzo de Su ministerio, El afirmó lo mismo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 4:17). Posteriormente, en Mateo 10:7, el Señor envió al primer grupo de discípulos y les instruyó que proclamaran lo mismo, es decir, que el reino de los cielos se había acercado. Podemos afirmar, pues, que cuando el Señor salió a predicar el evangelio, el reino de los cielos aún no había venido. Por una parte, el reino de Dios ya estaba entre los hijos de Israel; por otra, el reino de los cielos se aproximaba.
En Mateo 12:28 el Señor Jesús declara: “Pero si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, entonces ha llegado a vosotros el reino de Dios”. En este versículo el Señor hace referencia al reino de Dios, no al reino de los cielos. En ese entonces, el reino de los cielos aún no había llegado, pero el reino de Dios ya estaba allí.
Mateo 11:11-12 también constituye otro pasaje importante que señala dicha distinción: “De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado nadie mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Mas desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es tomado con violencia, y los violentos lo arrebatan”. El pasaje indica que en aquel entonces “el reino de los cielos” no había venido y que Juan el Bautista no estaba en él, pues el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que Juan. Además, desde la época de Juan hasta el tiempo en que el Señor pronunció estas palabras, las personas podían esforzarse por entrar al reino de los cielos.
En Mateo 16:19 el Señor dijo a Pedro que le daría “las llaves del reino de los cielos”. Esto implica que, durante el tiempo de lo relatado en el capítulo dieciséis de Mateo, aún no había comenzado el reino de los cielos pues las llaves no habían sido entregadas todavía. El Señor le dio a Pedro la primera llave del reino de los cielos en el día de Pentecostés. El reino de los cielos comenzó en el día de Pentecostés cuando se inició la edificación de la iglesia. En ese día, Pedro usó una de las llaves para abrir la puerta del reino de los cielos a los creyentes judíos (Hch. 2:38-42), y usó la otra llave en la casa de Cornelio para abrir la puerta del reino de los cielos a los creyentes gentiles (10:34-48).
(
Definición breve del reino de los cielos, Una, capítulo 1, por Witness Lee)