Definición breve del reino de los cielos, Una, por Witness Lee

LA PARABOLA DE LOS TALENTOS

La segunda parábola de Mateo veinticinco, la parábola de los talentos, refleja el mismo principio. Todos son esclavos; sin embargo, a algunos de ellos no se les permite participar de la manifestación del reino de los cielos. Leamos a partir del versículo 22: “Acercándose también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; mira, otros dos talentos he ganado. Su señor le dijo: Bien, esclavo bueno y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero acercándose también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no aventaste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Esclavo malo y perezoso, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no aventé. Por tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recobrado lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque a todo el que tiene, le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al esclavo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”. Los esclavos fieles fueron invitados a entrar en el gozo del Señor; pero el esclavo perezoso fue reprendido por el Señor y echado en las tinieblas de afuera, donde llorará y crujirá los dientes. El esclavo perezoso fue castigado a fin de ser perfeccionado y madurar en vida.

(Definición breve del reino de los cielos, Una, capítulo 3, por Witness Lee)