I. LA NECESIDAD DE RENOVACION
1) “que ... os despojéis del viejo hombre” (Ef. 4:22).
No mucho después de que el hombre fue creado, él pecó y vino a ser un hombre caído. En la caída del hombre, Satanás inyectó en el hombre su naturaleza maligna de pecado envenenándolo completamente, haciéndolo corrupto y maligno, y finalmente haciéndolo un viejo hombre mezclado con la maldad satánica (Ef. 4:22). Necesitamos despojarnos de este viejo hombre transmutado y corrupto (Col. 3:9). Por lo tanto, en Su salvación plena, Dios preparó la renovación para nuestra experiencia y disfrute.
(Lecciones de vida, tomo 4, capítulo 7, por Witness Lee)