LA RELACIÓN QUE DIOS TIENE CON EL HOMBRE
Efesios 4:6 dice: “Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”. Aunque las frases sobre todos, por todos y en todos son breves y sencillas, ellas contienen el secreto y el misterio de la relación que Dios tiene con el hombre. Dios no solamente está sobre nosotros, sino que también pasa por nosotros y está en nosotros a fin de ser expresado, manifestado, glorificado y exhibido. Debemos comprender que estas tres frases están en un orden particular. Todos aquellos que han pensado en Dios y creen que Dios existe saben que este Dios está sobre las personas de la tierra. No hay duda de que Dios está sobre todos nosotros. Sin embargo, no muchos han tenido el pensamiento de que Dios pasa por nosotros y está haciendo algo por medio de nosotros. Además, los que somos cristianos sabemos y experimentamos el hecho de que Dios está en nosotros. Para nosotros, Dios no sólo está sobre nosotros y pasa por nosotros, sino que, más que eso, Él está en nosotros y permanece en nosotros, mora en nosotros y se mezcla con nosotros a fin de ser expresado, manifestado, exhibido y glorificado. Nosotros fuimos creados para Dios a fin de cumplir Su propósito, el cual consiste en que le contengamos y expresemos (Ro. 9:21, 23; Gn. 1:26).
Debemos leer las Escrituras a la luz del propósito de Dios, que consiste en que Dios sea expresado por medio de la humanidad. Entonces comprenderemos que aunque Dios es un Dios invisible y que permanece oculto, o sea, un Dios que siempre se esconde (1 Ti. 1:17; Is. 45:15), Él también tiene el deseo de manifestarse y expresarse por medio del hombre. A Dios se le puede ver únicamente por medio de la humanidad. Esto lo demuestra Juan 1:18, que dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. Dios no se expresa por medio de Sí mismo ni en Sí mismo, sino que Él se expresa únicamente por medio del hombre y en el hombre. Aunque no sabemos por qué Dios desea esto, sí sabemos que éste es el deseo de Su corazón.
Para entender mejor este asunto, usemos como ejemplo una bombilla. El único propósito de una bombilla es alumbrar; no tiene otro propósito. Si una bombilla no está puesta en el portalámpara de modo que pueda alumbrar, carecerá de propósito y no servirá para nada, puesto que fue hecha específicamente para recibir y expresar la luz. Por otra parte, la electricidad tampoco puede expresarse por sí sola; para poder expresarse, necesita una bombilla, la cual ha sido hecha con el propósito de expresar la electricidad. De manera semejante, Dios no se expresa por Sí mismo; Él necesita de algunas “bombillas”, es decir, personas que fueron hechas con el propósito de expresarlo a Él. Debemos comprender que nosotros fuimos hechos con este propósito. Somos vasos y recipientes que no sirven para ninguna otra cosa que no sea recibir, contener y expresar a Dios. Como seres humanos que somos, debemos saber qué somos y para qué servimos. Es posible que ya sepamos que nosotros, como cristianos, somos los santos, los creyentes e incluso los siervos del Señor y Sus hijos. Sin embargo, es posible que jamás se nos haya ocurrido que somos recipientes y vasos de Dios que fueron hechos específicamente con el propósito de contener y expresar a Dios, así como las bombillas fueron hechas específicamente para contener y expresar la luz. Es preciso que comprendamos que Dios está sobre nosotros, por nosotros y en nosotros, y que Él mora en nosotros, habita en nosotros y permanece en nosotros. Por consiguiente, debemos ser recipientes que contienen a Dios y lo expresan.
(Ejercicio de nuestro espíritu para la liberacion de nuestro espíritu, El, capítulo 4, por Witness Lee)