LIBERAR NUESTRO ESPÍRITU
La manera en que podemos expresar y manifestar a Dios es abrir y liberar nuestro espíritu. Si liberamos nuestro espíritu, el propio Dios que está en nuestro espíritu automáticamente será liberado, puesto que Él está recluido en nuestro espíritu. Por ejemplo, supongamos que pongo una llave en la mano de un hermano. Si el hermano cierra su mano y jamás la abre, la mano llegará a ser una cárcel para la llave, y la llave no podrá ser liberada. Con tal que él cierre el puño, nadie podrá ver la llave, y la llave no podrá ser liberada. Sin embargo, una vez que él simplemente abre la mano, la llave es liberada. No hay necesidad de que él ejercite sus brazos, piernas, pies, cabeza o ninguna otra parte de su cuerpo. Todo lo que él tiene que hacer es abrir su mano, y entonces la llave será liberada.
De manera semejante, Dios hoy está en nuestro espíritu; sin embargo, la mayor parte del tiempo nuestro espíritu permanece cerrado mientras nuestra mente y nuestra boca están abiertas. Cuando nos reunimos, sabemos ejercitar nuestra boca, pero no sabemos ejercitar nuestro espíritu. Por esta razón, abrimos nuestra boca y la tenemos muy activa para chismear y hablar de otras personas, pero nuestro espíritu está cerrado. Entonces, cuando alguien sugiere que oremos, todos cierran la boca. La razón por la cual esto sucede es que sencillamente no sabemos ejercitar nuestro espíritu. Si viviéramos en el Señor y anduviéramos en Su presencia, cerraríamos nuestra boca si escucháramos a alguien chismear o hablar cosas vanas; más aún, si nos dieran la oportunidad de glorificar, exaltar y expresar al Señor, oraríamos, cantaríamos un himno y liberaríamos nuestro espíritu.
(Ejercicio de nuestro espíritu para la liberacion de nuestro espíritu, El, capítulo 4, por Witness Lee)