V. LA VISIÓN DEL CANDELERO DE ORO
Y LOS DOS OLIVOS
A. Una visión para fortalecer a Zorobabel,
el gobernador de Judá, en el reinado
El sacerdocio y el reinado constituyen dos cargos en la administración de Dios entre Su pueblo. Ambos cargos siempre van juntos y jamás están separados. Podríamos comparar el sacerdocio con la rama legislativa del gobierno, y el reinado, con la rama ejecutiva. En la administración divina, Dios mismo es quien tomaba las decisiones respecto a asuntos legislativos mediante el Urim y el Tumim que llevaba el sumo sacerdote. Las decisiones dadas a conocer mediante el sacerdocio eran cumplidas, llevadas a cabo, por el reinado.
En la vida de iglesia actual tenemos necesidad tanto del sacerdocio como del reinado. Mediante el ejercicio del sacerdocio, somos introducidos en la presencia de Dios. Mediante el ejercicio del reinado por parte de aquellos más avanzados y experimentados, la iglesia es guardada de la anarquía y mantenida en buen orden. Para practicar la vida de iglesia, nosotros, como pueblo de Dios con Su administración, requerimos ejercer tanto el sacerdocio como el reinado.
Una función que ejerce el sacerdocio consiste en enseñarnos cómo adorar a Dios y cómo recordar apropiadamente al Señor en Su mesa. No debiéramos adorar a Dios ni recordar al Señor conforme a nuestro concepto natural. En Juan 4:24 el Señor Jesús dice: “Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”. Este capítulo también nos muestra que la adoración que Dios desea es que le bebamos como agua viva. Cuanto más bebemos a Dios como nuestra agua viva, más le adoramos. Bebemos a Dios no al ejercitar nuestra mente, sino al ejercitar nuestro espíritu. En lo referente a recordar al Señor en Su mesa, también necesitamos recibir la instrucción del sacerdocio. Es crucial que comprendamos que la manera de recordar al Señor no consiste en ejercitar nuestra mente para acordarnos de todo lo que Él hizo en Su encarnación, vivir humano, crucifixión y resurrección; más bien, la manera de recordarle consiste en disfrutarle al comerle y al beberle. Al participar del pan y de la copa, recordamos al Señor y le adoramos.
Las visiones presentadas en Zacarías 3 y 4 atañen, respectivamente, al sacerdocio y el reinado. La visión presentada en el capítulo 3 con respecto a Josué tenía como finalidad fortalecer al sumo sacerdote Josué en el sacerdocio. Fortalecer a Josué equivalía a fortalecer el sacerdocio y establecerlo. La visión del candelero de oro y los dos olivos en el capítulo 4 tenía como finalidad fortalecer a Zorobabel, el gobernador de Judá, en el reinado. Zorobabel no era un rey, sino un gobernador en la posición de rey. Pese a que Zorobabel no era rey, él era un descendiente, un renuevo, de la familia real de David. En el capítulo 3, Josué fue medido, lo cual tuvo como resultado que él fuese fortalecido y establecido al haber sido purificado. En el capítulo 4, Zorobabel fue medido de modo que pudiera ser fortalecido y establecido. El fortalecimiento de Josué en el sacerdocio y el de Zorobabel en el reinado tienen por objetivo la reedificación del templo.
B. El significado del sacerdocio de Josué
y del candelero de oro
El sacerdocio de Josué representa el sacerdocio que ejerce la nación de Israel en pro de Dios ante las naciones. El candelero de oro representa el testimonio resplandeciente de la nación de Israel en pro de Dios ante las naciones. Dios escogió a Israel para que fuese una nación de sacerdotes (Éx. 19:6). La intención de Dios era usar a la nación de Israel como un sacerdocio que condujese las naciones a Dios para que éstas entrasen en la presencia de Dios a fin de ser iluminadas, ser puestas al descubierto, ser disciplinadas por Dios y ser transfundidas por Él con las riquezas divinas; más aún, los sacerdotes debían enseñar a las naciones cómo adorar a Dios y servirle. A fin de que los sacerdotes hicieran esto, ellos tenían que conocer cabalmente la ley de Dios y Sus reglamentos. Además de ser una nación de sacerdotes, Israel debía ser un testimonio en pro de Dios. Por tanto, en el capítulo 3 vemos el sacerdocio, y en el capítulo 4, el candelero.
(
Estudio-vida de ZacarÃas, capítulo 5, por Witness Lee)