Pablo también ora para que seamos fortalecidos con poder “por Su Espíritu” (Ef. 3:16). Este poder es uno con el Espíritu. Nunca puede separar el poder de Dios del Espíritu. Hablando con propiedad, el Espíritu de Dios es este poder. Necesitamos ser fortalecidos con este poder por Su Espíritu en nuestro espíritu. Aquí Pablo añade la frase: “en el hombre interior” (v. 16). Necesitamos ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior. Esta palabra “en” indica trasmisión. Estamos recibiendo la trasmisión de este poder cuádruple, el poder de la resurrección, el poder que lo trasciende todo, el poder sometedor y el poder soberano. En el capítulo uno, este poder es para con nosotros, pero en el capítulo tres, el fortalecimiento es con este poder en nuestro espíritu, en nuestro hombre interior. Este poder para el fortalecimiento no está solamente dentro de nosotros sino también en los cielos y es trasmitido a nosotros. Con la electricidad, cuando apaga el interruptor, el fluir se detiene. Cuando se enciende el interruptor, la corriente de la electricidad fluye. Esta corriente no solamente está en el edificio. También está siendo trasmitida dentro del edificio. El poder de Dios no es solamente algo dentro de nosotros, sino también algo en los cielos que está siendo trasmitido a nosotros. El fortalecimiento, hablando con propiedad, no se origina dentro de nosotros, viene de los cielos, del trono y está siendo trasmitido a nosotros. Este fortalecimiento es algo viviente, que se trasmite y que fluye. Muchas veces tenemos el sentir de que hay algo dentro de nosotros que nos fortalece. Con este fortalecimiento, está el fluir del Espíritu dentro de nosotros. Algo está siendo trasmitido a nosotros e impartido en nosotros por este fluir. Este es el fortalecimiento con poder por Su Espíritu en el hombre interior.
(Dos oraciones más grandes del apóstol Pablo, Las, capítulo 3, por Witness Lee)