Centralidad y universalidad de Cristo, La, por Witness Lee

CRISTO EN LA DEIDAD

El primer asunto que queremos considerar es Cristo en la Deidad. Incluso en la Deidad, Cristo es el centro. En la Deidad, hay tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu. El Padre es la fuente, el Espíritu es la comunicación, la comunión, la transmisión, y el Hijo, Cristo, es el centro. Todo lo que el Padre planeó y se propuso hacer está en el Hijo, es para el Hijo y se lleva a cabo por medio del Hijo, y todo lo que el Espíritu está haciendo es también para el Hijo. El Espíritu viene a dar testimonio del Hijo, a glorificar al Hijo y a hacer que el Hijo sea real para nosotros (Jn. 16:13-15). Por tanto, vemos que aun en la Deidad, Cristo es el centro.

Además, agradó a toda la plenitud de la Deidad habitar corporalmente en Cristo (Col. 1:19, 2:9). Si no tenemos al Hijo, no podemos tener al Padre. Si tenemos al Hijo, tenemos también al Padre, porque el Padre está en el Hijo (Jn. 10:38; 14:10-11) y el Hijo es la corporificación misma del Padre (Col. 2:9). Cristo es la imagen de Dios (Col. 1:15; 2 Co. 4:4b) y la impronta de la sustancia de Dios, es decir, la expresión de lo que Dios es (He. 1:3a). Aparte de Cristo, no podemos reunirnos con Dios ni tener a Dios. Cristo es Dios (Jn. 1:1; 20:28-29; Ro. 9:5). Por consiguiente, Cristo es el centro de la Deidad.

(Centralidad y universalidad de Cristo, La, capítulo 1, por Witness Lee)