Práctica de la vida de iglesia según la manera ordenada por Dios, La, por Witness Lee

I. DIOS ES UN DIOS QUE HABLA

Nuestro Dios es un Dios que habla (He. 1:1-2a). Puesto que Dios es nuestro Padre, nosotros Sus hijos también debemos hablar. Debemos hablar todo el tiempo, pero no con murmuraciones ni con chismes. En vez de eso, debemos hablar la palabra de vida (Fil. 2:16).

Hebreos 1:1-2 dice: “Dios, habiendo hablado en muchas ocasiones y de muchas maneras en tiempos pasados a los padres en los profetas, al final de estos días nos ha hablado en el Hijo”. En los tiempos de antigüedad, Dios les hablaba a los padres en los profetas, pero ahora Él habla en Su Hijo. En realidad, cuando “el Hijo” se menciona en el versículo 2 es con un sentido corporativo. Ahora nosotros los creyentes somos parte del Hijo. Dios todavía habla en el Hijo. A lo largo de los pasados veinte siglos, lo que hablaron aquellos que proclamaban al Señor según el Nuevo Testamento y sus principios ha sido el hablar del Hijo. En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo es un ejemplo de alguien cuyo hablar era el hablar del Hijo.

Hemos recalcado que todo el Nuevo Testamento constituye la enseñanza de los apóstoles (Hch. 2:42). Por consiguiente, si nosotros enseñamos lo mismo que enseña el Nuevo Testamento, nuestra enseñanza es también parte de la enseñanza de los apóstoles. Algunos de los disidentes han dicho que la enseñanza de los apóstoles sólo comprende lo que el Señor Jesús habló en los cuatro Evangelios y lo que Él les mandó a Sus discípulos que enseñaran a otros. Ellos han descuidado lo que el Señor Jesús dijo en Juan 16, a saber: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de realidad, Él os guiará a toda la realidad; porque no hablará por Su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oye, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (vs. 12-13). Sin duda alguna, el lugar donde el Señor declara “muchas cosas” es en las Epístolas.

Algunos cristianos también consideran que solamente las palabras habladas directamente por el Señor mismo en los cuatro Evangelios constituyen la palabra del Señor. Los tales no creen que lo dicho después de los cuatro Evangelios, es decir, lo hablado en Hechos, las Epístolas y Apocalipsis, sea la palabra del Señor. Esto no concuerda con la verdad. En Colosenses 1:25 Pablo dijo que a él le había sido encomendado completar la palabra de Dios. Esto es un indicio de que antes de los escritos de Pablo la Palabra santa de la Biblia aún no estaba completa. La Palabra santa aún no estaba completa en lo que se refiere a la economía de Dios y al misterio de Cristo.

(Práctica de la vida de iglesia según la manera ordenada por Dios, La, capítulo 4, por Witness Lee)