Iglesia gloriosa, La, por Watchman Nee

EL ARREBATAMIENTO DEL HIJO VARON

Apocalipsis 12:5 continúa: “Y su hijo fue arrebatado a Dios y a Su trono”. En este versículo la palabra “arrebatado” significa algo diferente a lo que significa en 1 Tesalonicenses 4. Allí dice que algunos serán arrebatados en las nubes, y aquí dice que el hijo varón fue arrebatado al trono de Dios. El hijo varón fue arrebatado al trono porque alguien ya está en el trono. La Cabeza de la iglesia está en el trono. El propósito de Dios no consiste en tener a un solo hombre en el trono, sino en tener a muchos hombres en el trono. Originalmente El deseaba obtener un grupo de hombres que estuvieran en el trono y ejercieran Su autoridad. Dios desea que Cristo y la iglesia cumplan juntamente Su propósito. No obstante, la mayoría de la gente en la iglesia para aquel entonces todavía no podrán alcanzar el trono. Sólo una minoría, llamada los vencedores, podrá ir al trono de Dios. Serán arrebatados a Su trono porque cumplirán el propósito de Dios.

Suceden dos cosas inmediatamente después del arrebatamiento del hijo varón: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días. Después estalló una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón; y pelearon el dragón y sus ángeles” (Ap. 12:6-7). Note las palabras “y” y “después” usadas inmediatamente después de que el hijo varón fue arrebatado en el versículo 5. El versículo 6 dice: “Y la mujer huyó al desierto...” Luego el versículo 7 empieza así: “Después estalló una guerra en el cielo...” Tanto la huida de la mujer al desierto como la guerra en el cielo se deben al arrebatamiento del hijo varón.

Consideremos la guerra que hubo en el cielo. Primero vemos a Miguel, cuyo nombre es muy significativo. Miguel significa: “¿Quién es semejante a Dios?” Esta es una pregunta excelente. La intención de Satanás consiste en ser semejante a Dios, pero Miguel pregunta: “¿Quién es semejante a Dios?” Satanás no sólo desea ser semejante a Dios, sino que también tentó al hombre induciéndole el deseo de ser semejante a Dios. No obstante, la pregunta de Miguel “¿Quién es semejante a Dios?” sacude la potestad de Satanás. Parece que Miguel dice a Satanás: “Quieres ser semejante a Dios, pero ¡no lo serás nunca!” Esto es lo que nos revela el nombre de Miguel.

Inmediatamente después del arrebatamiento del hijo varón, hay una guerra en el cielo. En otras palabras, el arrebatamiento del hijo varón es la causa de la guerra en el cielo. Con esto vemos que el arrebatamiento del hijo varón no consiste solamente en el arrebatamiento de algunos individuos, sino en algo mucho más importante, en acabar con la guerra que ha durado por edades y generaciones. La serpiente antigua, el enemigo de Dios, está luchando desde hace miles de años. Cuando se lleva a cabo esta guerra en el cielo, Miguel y sus ángeles luchan contra el dragón, quien es la serpiente antigua. Anteriormente, era una serpiente, pero ahora se ha transformado y tiene forma de dragón. El ha incrementado considerablemente su poder. No obstante, cuando el hijo varón es arrebatado, no sólo resulta imposible que el dragón crezca más, sino que también es echado del cielo. El arrebatamiento del hijo varón es un suceso que impide que Satanás tenga posición alguna en el cielo.

¿Cuál es el resultado cuando Miguel y sus ángeles pelean contra el dragón y sus ángeles? Los versículos 8 y 9 dicen: “Pero no prevalecieron (el dragón y sus ángeles), ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña a toda la tierra habitada; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él”. Esta batalla concluye con la derrota del dragón. No había ningún lugar para él en el cielo; él y sus ángeles fueron echados a la tierra.

La muerte del Señor Jesús ya acabó con la posición que Satanás había ganado por la caída del hombre. En otras palabras, la redención destruyó la posición legal de Satanás. La obra de la iglesia consiste en ejecutar en el reino de Dios lo que el Señor Jesús realizó en la redención y, por consiguiente, poner fin totalmente a la posición legal que Satanás logró con la caída del hombre. La redención es la solución que Cristo dio para la caída; el reino es la solución que la iglesia da para la caída. La obra de juicio pertenece a Cristo, mientras que la ejecución de este juicio incumbe a la iglesia. Derrotar a Satanás es nuestra obra. Dios intenta acabar con esta era. El necesita vencedores. Sin hijo varón, no será posible echar abajo la obra de Satanás. Satanás ya fue juzgado por la redención; ahora el castigo debe ser ejecutado por el reino.

Después de que el dragón y sus ángeles fueron arrojados de los cielos, el versículo 10 sigue: “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo”. Esto es el reino. Cuando Satanás es arrojado, cuando sus ángeles son echados juntamente con él, y cuando no queda lugar para ellos en el cielo, esto es la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo.

Leamos juntos dos versículos de Apocalipsis: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: El reinado sobre el mundo ha pasado a nuestro Señor y a Su Cristo; y El reinará por los siglos de los siglos” (11:15). Aquí vemos el objetivo. “Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo” (12:10). Aquí se ve el feliz cumplimiento del objetivo. La clave del éxito es el arrebatamiento del hijo varón. Debido al arrebatamiento del hijo varón, habrá una guerra en el cielo y Satanás será arrojado. Como resultado de la expulsión de Satanás, viene el reino de nuestro Señor y de Su Cristo. El arrebatamiento de los vencedores provoca la expulsión de Satanás e introduce el reino. La obra de los vencedores consiste en introducir el reino de Dios. La obra del Señor ha sido cumplida, y El está en el trono. Ahora los vencedores realizan todo esto.

En Lucas 10, vemos un pasaje que corresponde a esto: “Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en Tu nombre” (v. 17). Los discípulos habían estado echando fuera los demonios. Entonces el Señor dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (v. 18). Esto se refiere al hecho de que Satanás es echado del cielo. Pero, ¿cuando sucede esto? En Apocalipsis 12. ¿Qué provoca que Satanás sea arrojado? Según Lucas 10:18, el cual se basa en el versículo 17, Satanás es arrojado del cielo porque la iglesia echa fuera los demonios. El versículo 17 muestra también que echar fuera los demonios no es algo que se hace de una vez por todas; más bien, la iglesia debe seguir haciéndolo en la tierra para que Satanás sea arrojado del cielo. Cuando el Señor murió, todo el poder de Satanás fue destruido. Pero ¿qué puede provocar la pérdida del poder de Satanás en el cielo? Todo su poder puede ser anulado al enfrentarse a él los hijos de Dios continuamente y en toda ocasión. Cuando los demonios sean subyugados continuamente en el nombre del Señor Jesús, Satanás será echado.

Por ejemplo, tomemos una balanza. En un lado de la balanza, está Satanás. Como no sabemos el peso de Satanás, debemos añadir peso al otro lado de la balanza. Cada vez que nos enfrentamos a Satanás, añadimos más peso al otro lado. Cuando el peso sea aumentado hasta cierto punto, Satanás será desplazado. Al principio, cuando añadimos peso al otro lado, parece inútil. Pero cada vez que añadimos peso es de utilidad. Finalmente, cuando se añade la última cantidad de peso, la balanza empieza a moverse. No sabemos quien añadirá la última cantidad de peso, pero todo el peso, lo que es añadido al principio y lo que se añade al final, produce un efecto. La obra de la iglesia consiste en resistir la obra de Satanás para que juntos podamos echar fuera los demonios. Esta es la razón por la cual Satanás hará todo lo posible para impedirnos ser vencedores.

Echar fuera los demonios no significa forzosamente que debemos enfrentarnos a un demonio cuando lo encontramos. Echar fuera los demonios quiere decir que echamos fuera toda la obra y el poder del demonio. Nos asimos de la autoridad del Señor y nos mantenemos firmes en nuestra posición. Un hermano añade un poco de peso y otro hermano añade un poquito más. Entonces llegará el día en que Satanás es echado del cielo. Dios no actúa directamente por Su propia mano para hacer caer a Satanás del cielo. Lo podría hacer muy fácilmente, pero no lo hará. El ha encomendado esta obra a la iglesia. ¡Oh, qué lamentable fracaso ha sufrido la iglesia en este asunto! ¡No lo ha hecho y no puede! Esta es la razón por la cual debe haber vencedores que se mantengan firmes en la posición de la iglesia para llevar a cabo la obra de Dios. Cuando los vencedores se mantienen firmes en la posición de la iglesia y llevan a cabo la obra que la iglesia debería hacer, el resultado será éste: “Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de Su Cristo”. En Apocalipsis 12, el hijo varón comprende a los vencedores que están firmes en nombre de la iglesia. Por consiguiente, en cuanto es arrebatado el hijo varón, Satanás es arrojado del cielo y viene el reino.

(Iglesia gloriosa, La, capítulo 4, por Watchman Nee)